Hemos de confesar algo. Hacía ya un tiempo que una banda no nos sorprendía como lo ha hecho
Andrew Jackson Jihad con este LP. Lo cual nos hace sentir un poco mal, porque el grupo lleva en activo ya unos cuantos años, pero no ha sido hasta la publicación de “Christmas Island”, bajo el sello SideOneDummy, cuando han llegado hasta nuestros oídos. Y damos gracias a Dios (o a lo que sea que exista si es que existe) de que haya sido así, porque es de lo más fresco que ha pasado por nuestros oídos desde hace algún tiempo. El estilo que practican es, sencillamente, inclasificable. Una especie de poprock-folk con toques lo-fi que recuerda, en muchos momentos, al modo de componer de artistas como el gran Daniel Johnston; minimalista en su enfoque, pero grandioso en la perspectiva.
Muchos de los que les han seguido a lo largo de los últimos años, pensaban que, quizá, no iban a seguir ningún tipo de evolución, ya que su carácter juguetón y bromista, de entrada, no es algo que parezca inspirar grandes aspiraciones musicales. Quizá porque estamos acostumbrados a que aquellos grupos que deciden expandir sus horizontes, adopten una postura casi mesiánica, altiva, como de sesudos pensadores de lo sonoro. Pues no, no es el caso de esta banda –con respecto a su actitud, ojo-.
Andrew Jackson Jihad , pese a sus letras absurdas, su humor ridículo y su espíritu divertido y optimista, que juega a quitar hierro a la cotidianeidad y a las modas y estereotipos del momento; demuestran que, en lo musical, se lo toman muy en serio y que a su sonido desenfadado, les interesa incluir otras influencias que lo conviertan en algo más atrayente y enriquecido; en algo con sustancia de verdad. En este sentido, muchos lo tendrán claro: lo que hacen es folk-punk. Ahora bien, si eres de los que prestan atención a aquello que escuchan, esa etiqueta se te quedará muy escueta. Así, en temas como “I Wanna Rock Out In My Dreams”, vas a darte de bruces con instrumentos como un órgano o una sección de cuerda que, coqueteando con el minimalismo más evidente, sirve para aderezar aquí y allá el sonido del grupo, empleando además algún efecto que lo dota de más espacio. Así mismo, las referencias son tan sumamente diversas, que al ya mencionado Daniel Johnston deberíamos sumar bandas como Neutral Milks Hotel, Vampire Weekend,
Ghost Mice, Captain Chaos e incluso
Frank Turner. Y para que te hagas una idea del enfoque de su propuesta, te diremos que son los
Bowling For Soup del folk-punk (hay algo, por ejemplo, en “Kokopelli Face Tattoo” que me recuerda mucho a “On and On”). Algunas de las canciones que más van a engancharte serán, sin duda, “Children of God”, “Temple Gardin”, “Do, Re and Me” (con sus claros –aunque quizá un poco lejanos- ecos al “You Got It” Roy Orbison) o “Coffin Dance”, entre otras.
Sin duda,
Andrew Jackson Jihad han sabido mantener el núcleo de su sonido, como se puede comprobar si revisas sus publicaciones anteriores; pero al mismo tiempo, han podido incorporar una serie de elementos que han resultado en la expansión del mismo, situándolos en un terreno de difícil clasificación y referencia, que incluso coquetea de forma desinhibida -y según momentos-, con lo que se conoce como rock sinfónico de los años sesenta o el sunshine pop; ese tipo de géneros que dieron lugar a algunas de las obras cumbres de la música popular moderna, y que les acerca –aunque sea muy poco, de momento-, de un modo muy interesante, al enfoque de bandas que en su momento se atrevieron a desafiar todos los convencionalismos y ortodoxias de su género. Y desde luego, eso ha acabado resultado en una de las experiencias sonoras más revitalizantes de lo que llevamos de año.