Tim Barry puede ser un nombre desconocido por estos lares, aunque hace unos años publicó un Split CD junto a
Frank Turner , pero cabe resaltar que el tipo lleva algo más de 20 años creando música, bien a través de sus bandas de origen –Avail y, más tarde, (Young) Pioneers-, o bien en su proyecto como artista en solitario; siempre vinculado al punkrock y, más tarde, al folk punk, especialmente a mediados de los años 90 con su segunda banda. Así, desde 2004, Barry decidió emprender una carrera en solitario, sumándose al elenco de artistas que deciden dejar la distorsión y velocidad del punkrock, para recuperar las raíces musicales del país que les vio nacer. Así pues, tras la publicación de un total de cinco trabajos en solitario, Tim publica su primer disco en directo: “Raising Hell & Living Cheap – Live In Richmond”.
Algunos podréis pensar “vale, ya tenemos a otro trovador del folk punk”, y aunque en cierto modo es verdad (por el tipo de música contenida en su obra y el carácter de la misma), lo especial de esta grabación es el cómo se hizo. El concierto fue registrado sin que el propio Tim lo supiese (algo parecido a lo que hicieron
Flogging Molly con su primer álbum, “Alive Behind The Green Door”), por personal no profesional –más concretamente por un amigo suyo, mediante una mesa de sonido de cuatro pistas-, sin grandes alardes técnicos; y se ha publicado sin edición, retoque o corte alguno, siendo un fiel reflejo de lo que supondría estar en un concierto de
Tim Barry , haciendo especial hincapié en la interacción de éste con el público. Casi como si de un acto voyeur se tratase, da la impresión de que te estás colando en un momento muy especial, sin que el resto lo sepa. El concierto se sucede tal cual ocurrió, de principio a fin, con la inocencia propia de no saber que estás siendo grabado para una publicación posterior. Es tal la sensación de realidad que transmite, que en ocasiones la voz de Tim desaparece, efecto ocasionado por sus innumerables incursiones al centro de la sala, mezclándose entre el público, saliendo del rango de cobertura del micrófono (hemos marcado con un asterisco los temas donde Tim sale del escenario y canta desde el público). Lo único que echas en falta es el olor (y sabor) a cerveza, y el contacto con unos cuantos centenares de personas sudorosas.
Así, una de las cosas de las que te acabas dando cuenta cuando escuchas este disco y, además, haces un repaso a su discografía de estudio, es que las canciones suenan infinitamente mejor en este directo. Barry se destapa aquí como un auténtico músico de directo, que preserva su esencia en el tú a tú con la gente, armado tan sólo con una guitarra acústica y un micrófono que amplifique su voz (aunque en realidad tampoco es necesario), desgarrando los temas a través de sus cuerdas vocales, tensadas con precisión para imprimir los matices emocionales que destila cada corte. Toda una demostración de autenticidad en estado puro.
Y sí, aunque todo este asunto de los
trobadores del punkrock resulta, a veces, un tanto cargante y manoseado, aún queda hueco para sorpresas como ésta. Aún existe espacio para auténticos músicos del día a día, aquellos que dejaron de pensar hace tiempo en conquistar el mundo, ganar dinero y convertirse en ídolos, para transformarse en una especie de esponjas que absorben todo lo que está a su alcance, procesándolo de forma inmediata y moldeándolo en forma de canciones de un alto calibre musical. De modo que, si eres un fanático del folk punk y, sobre todo, de los discos más directos y menos adulterados que puedas encontrarte; sin duda “Raising Hell & Living Cheap – Live In Richmond” es tu disco, porque está a años luz de otros discos de este tipo. No lo dejes escapar.