Que un grupo del nivel y recorrido de Swingin` Utters lance un nuevo trabajo, debería ser siempre un acontecimiento a tener en cuenta. Pero eso no está exento de máxima exigencia, máxime en estos años de desbordada oferta y coincidiendo con el buen estado de forma que está disfrutando el folk-punk. Pero vamos, seguro que los californianos obvian estas condiciones y se dedican a lo que mejor saben hacer. Porque “Fistful of Hollow”, el undécimo LP de la banda, suena a una taberna puesta de patas arriba, al clímax de un recital de conciertos en los que son los cabezas de cartel. En ningún momento podemos dejar de imaginar a una multitud bailando sin cesar, cogida de los hombros, gracias a un serial de temas muy bien conjugados y bebedores de estilos hermanados con el punk más purista.
La canción que da el nombre al álbum, nos sitúa en el “garage” más crudo e irreverente, rasga las vestiduras, y te hace imaginar centenares de brazos emergiendo del público asistente a un concierto. Por un lado, cabe destacar la variedad que aportan en todo el largo -desde los originales acordes de “Tell them told you So” al estilo
Ramones de “I`m not coming Home”-; y, por el otro, el frenesí en el que el LP detona sin cesar. Es como un trago de licor seco, ardiente. El golpe en la barra con la base del vaso, avisando de que se desea la siguiente. No faltan, así, referencias de doctorado en el género, como el amplio repertorio de canciones raudas, equilibradas con parajes más relajados, para darle cuerpo y columna vertebral al disco, y así estar presente para hacernos acudir a él centenares de veces. Elemento hilado por la acústica, generalmente, con una cúspide que recuerda al “Pinball Wizard” de The Who, “Tibetan Book of
the Damned ”, interludio que precede a una recta final de infarto. Atención, también, al cuidado trabajo de las guitarras, con su narrativa que ancla al espectador como lo haría la mejor prosa.
Ya recogiendo la taberna -al son de la placentera, banjo en ristre, “End of the Weak”-, solo queda poner un par de nombres propios a este excelente trabajo. Por un lado, Johnny Bonnel sabe matizar su registro de voz, siendo portavoz de innumerables escuelas como el indie rock con menos intermediarios, el revival-punk -¿hay que resucitar el género?- o el folk húmedo y fluvial de los Grandes Lagos. Por otro, el “
Me First and the Gimme Gimmes ” Spike Slawson, alimentando el oleaje de los islotes más reposados y de medio tiempo con su bajo, para que la fibra muscular sea brillante y marcada en todo el LP. “Fistful of Hollow”, o quince temas con los que la gente disfrutará como si siempre fuera fin de semana. Enorme.