Hay un buen puñado de cantantes de grupos punk y derivados que en algún momento de su carrera deciden coger una guitarra y hacer la guerra por su cuenta. Es decir, en este estilo cantautor folk rockandrolero, se sientan a componer acústica en mano y ven si de ahí puede salir un disco en solitario con suficiente corazón.
Tim Barry (líder de Avail) hace unos cuantos años ya que se ha embarcado en esta aventura. Lost & Rootless viene a confirmar que la idea se le da auténticamente bien, que el hombre parece haber decidido bajar las revoluciones de una vez por todas y centrarse en letras más intimistas y en una música sincera sin artificios para expresar sus emociones.
Desde los acordes de “Poppa’s Porch” hasta la tranquila “Mayfly”, pasando por “Older And Poorer” o “Solid Gold”, todo desprende una atmósfera familiar y casera; como si Tim hubiese compuesto cada tema desde una cabaña en el bosque pensando en su familia y amigos. Es ese tipo de álbum, sí. Seguramente más simplista que la fórmula que llevó a Avail a firmar con discográficas de la escena punk tan importantes como Lookout o Fat Wrech Chords, pero no por ello menos interesante o trabajada. Con “The James” incluye un guiño a su anterior banda (álbum Over The James, por si queréis situaros), como si quisiese dejar claro que el núcleo sigue ahí. Esta es simplemente otra etapa diferente, en la que a Barry le apetece más sentarse a tocar la guitarra, pasar tiempo con los suyos, olvidarse de las largas giras y las separaciones familiares, y componer. Como si el mundo se pudiese parar por un momento para aprender a disfrutar también de la tranquilidad y de las pequeñas cosas de la vida.
Lost & Rootless destila un poso añejo, el que seguramente también habréis encontrado en los discos en solitario de
Brian Fallon ,
Dave Hause o
Chuck Ragan , por ejemplo. Tíos que ya han vivido un poco y que saben plasmarlo en canciones, que también tienen su corazoncito y no hacen ascos a lo acústico, sino que lo abrazan. Así,
Tim Barry vuelve a demostrar que no es necesaria una gran fanfarria instrumental para componer un trabajo de calidad. Basta con una guitarra, un lápiz y un papel. Con talento y material sobre el que escribir, todo lo demás viene rodado.
¿Perdido y desarraigado? No creo. Musicalmente al menos tenemos claro que esto es buen rock and roll acústico. Una de esas piezas que, de vez en cuando, llegan a ti y te emocionan de forma inesperada. Y no es poco.