Parece que estamos en tiempos de regreso para muchas bandas dentro del paraguas hardcore-punk. Si el año pasado teníamos a
Lagwagon y a
Rancid publicando sus esperadísimos nuevos álbumes tras varios años en el dique seco, este ha empezado con grupos como
Strung Out haciendo lo propio.
Good Riddance no ha querido ser menos y, tras haber anunciado en 2007 su separación como banda, se han agarrado a la nostalgia de sus buenos años en la música para volver con este Peace In Our Time. Estos “finales” casi obligados por temas familiares o por necesidad de descanso, casi nunca son definitivos. Si el germen de la banda continúa intacto, si las buenas relaciones se mantienen, sólo es cuestión de tiempo que grupos como
Good Riddance recuperen la inspiración y se reúnan para dar guerra. Y para ello han hecho suya una máxima que a veces es tan cautelosa como verdadera: si algo ya funciona, mejor no tocarlo.
Así, en Peace In Our Time tenemos todas las señas de identidad de las que
Good Riddance ha hecho bandera a lo largo de su discografía: hardcore melódico directo, rápido, sin concesiones, metiendo el dedo en la llaga en todo tipo de temas sociales y políticos, plagado de riffs agresivos, energizante y al grano. Desde luego no se andan por las ramas, como demuestran con la duración de las canciones, que siempre oscilan entre uno o dos minutos, muy a lo punk clásico. Sus influencias old school les permiten sacar su vena más melódica en temas como "Grace And Virtue" o “Washed Away”, por ejemplo, al mismo tiempo que el hardcore más puro de la escena californiana se hace un hueco en otros como “Dry Season”. Resumiendo mucho, si ya conocías de lo que eran capaces
Good Riddance , sabrás a lo que atenerte en este disco. Guitarras potentes, ritmo alto y continuo en la batería (el “tutupac, tutupac” de toda la vida, vaya), para seguir dando mucha cera, demostrando carácter y fortaleza como los veteranos del punk rock que son.
Además, el activismo de la banda y su posición ideológica marcadamente crítica y anti-autoritaria siguen vertebrando el núcleo de sus composiciones, dejando unos cuantos recaditos en “Take It To Heart”, “Teachable Moments” o “Running On Fumes”. Y la voz de Russ Runkin continúa escupiendo con la rabia y determinación de siempre.
Good Riddance han estado ahí en los mejores años del punk melódico noventero y han hecho suficiente ruido como para ser tomados en consideración, pero raramente los encontrarás mencionados juntos a los grandes adalides del género durante esa década. Sin embargo, hay algo que no es impostado en
Good Riddance porque se basan en el compromiso y la honestidad con sus ideas (sus actos fuera de los escenarios donando parte de sus ganancias hablan por sí solos), que es más de lo que podemos decir de otros grupos mundialmente idolatrados. Con Peace In Our Time refrendan su propuesta de años y años; se trata de un álbum potente y con músculo, nada complicado ni artificioso, porque no es necesario hacer alardes de nada. Cualquier disco de estos tíos podría llevar una pegatina en la portada que rezase algo así como “garantía 100% hardcore melódico”. Es su estandarte. Así que les damos de nuevo la bienvenida y ojalá esta vez no se marchen antes de tiempo.