Podríamos decir que, en general, existen dos tipos de músicos o artistas. Un primer grupo formado por aquellos que se conforman con mantener un cierto status que les permita sobrevivir sin demasiado riesgo; y un segundo grupo compuesto por aquellos que deciden, de cuando en cuando, autoexigirse un poco más. Porque el arte tiene algo de eso, al fin y al cabo: de autoexigecia y riesgo. Así, nos da la impresión de que Matt Skiba ha caminado por una especie de frontera entre ambas opciones a lo largo de sus más de 20 años de carrera musical; ya que, por un lado, ha mantenido una cierta regularidad –y repetición, por qué no decirlo- a la hora de desempeñar su papel en Alkaline Trio , mientras por otro lado, siempre ha mostrado signos de querer explorar y avanzar en otras direcciones. O, al menos, de investigar otros sonidos con los que poder jugar e incorporar a su inventario. Así, en una de estas excursiones musicales, Skiba creó The Sekrets como proyecto paralelo en el que dar salida a otras composiciones que no tuviesen cabida en Alkaline Trio. La cuestión es que con su primer LP, “Babylon”, la cosa no pareció despegarse demasiado del sonido de su banda de origen, dejándonos bastante confusos con ello; ahora bien, “KUTS”, que es el disco que nos ocupa esta reseña, cambia sensiblemente con respecto a su predecesor.

Y lo es por iniciativa propia, porque da la impresion de que Matt es un tipo consciente de sus virtudes y de sus limitaciones; y haciendo un balance de ambas partes -y ante las evidentes similitudes entre “Babylon” y algunos discos de Alkaline Trio -, ha optado por dar rienda suelta al resto de miembros de The Sekrets para meter mano a fondo a sus composiciones. Esto, sumado al hecho de que la banda eligió trabajar junto al productor Rob Schnapf (Beck, The Vines) –quien no había escuchado a Alkaline Trio anteriormente-, ha provocado que “KUTS” se perfile como un disco sensiblemente diferente a lo que Skiba ha ido publicando en solitario con anterioridad. La nota de prensa afirma la existencia de cierto eco a David Bowie , pero en realidad no lo es tanto en el tipo de canción, sino más bien en el enfoque asumido en la producción. Pero en cualquier caso, nada de esto hubiese funcionado sin la existencia de una colección de canciones como la que muestra LP. Temas como “I Just Killed To Say I Love You”, “Krazy” o “Lonely and Kold”, que abre el disco, muestran lo mejor de Matt Skiba, pero visto desde otro punto de vista, bajo la luz de otro foco. La plena incorporación del resto del grupo a la hora de arreglar y componer algunas partes de las canciones, ha supuesto un verdadero soplo de aire fresco. Una salida de molde que, sin ser demasiado exagerada, supone el punto exacto de frescura que muchos de sus seguidores andábamos buscando desde unos años hasta aquí. El resultado es el de una banda elaborando su propio sonido, trabajando y personalizándolo a fondo, explotando todas las posibilidades existentes en el momento, sin renunciar, como es lógico, a la influencia e impronta personal de Skiba, algo que, por otro lado, no queremos perder de vista nunca.

Con canciones como “Krashing”, es muy probable que escuches de un modo más evidente el eco de Alkaline Trio , especialmente en el estribillo, pero sin duda vas a escuchar también ecos a The Cure , y al post-punk que invadió la década de los 80, -un género por el que Matt ya ha mostrado su devoción en otras ocasiones-; mientras que en “Never Believe” o “Hemophiliak” se abre descaradamente a otro tipo de sonoridad. En definitiva, “KUTS” nos enseña dos cosas. En primer lugar, que Matt Skiba sigue siendo poseedor de ese talento que nos enamoró en los primeros trabajos de Alkaline Trio -y en trabajos en solitario como el Split CD con Kevin Seconds-; y en segundo lugar, que uno, viajando a solas, puede hacerlo más rápido, aunque si decide hacerlo acompañado, sin duda, llegará más lejos.