“Hybrid Theory” es, sin ningún género de duda, el mejor disco que Linkin Park han sido capaces de editar hasta el momento. Desde que en el año 2000, la banda liderada por Chester Bennington, publicase éste álbum como disco de debut –aunque previamente habían publicado material en forma de EP-, el grupo no ha sido capaz de superarlo, ni en forma, ni en contenido. Es cierto que con “Meteora”, la banda se acercó bastante al listón que ellos mismos habían colocado tan alto, pero ya nunca volverían a estar tan cerca de un nivel de calidad como aquél. Recordemos que éste LP les colocó entre lo mejor que se había publicado en el año 2000, y entre los mejores grupos de esa especie de crossover que fue el nu-metal.

Es muy posible que el secreto resida en el empeño de mantener una producción lo más cruda posible, pese a todas las capas, samplers y electrónica incorporada al disco. Es decir, que su principal virtud esté en lograr un equilibrio que tiende a priorizar la contundencia de la parte más orgánica de su sonido, incorporando al mismo tiempo toda la retahíla electrónica exhibida en este LP. Y si el secreto reside en ese aspecto, el mérito está en lograr hacerlo accesible. Bien es cierto que Linkin Park no son los inventores de aquella amalgama sonora que combinaba rap y metal, pero también es verdad que fueron unos verdaderos maestros a la hora de lograr un sonido que, sin sacrificar ni un ápice de agresividad y contundencia, ofreciese un nivel de accesibilidad suficiente como para que las principales emisoras de radio no tuviesen ningún tipo de miramiento a la hora de radiar cortes como “Crawling”. Y aquí, suponemos, es donde cabe resaltar el papel de Don Gilmore, productor que, hasta el momento, había trabajado con bandas como Eve 6 o Pearl Jam. Y en el centro de todo ello, está la increíble capacidad del grupo para combinar guitarras pesadas y contundentes, con un excelente trabajo de mezcla y sampleo a cargo del DJ Joseph Hann, un tipo con una habilidad brutal para, como decíamos, mezclar, samplear e integrar cualquier tipo de elemento preprogramado junto al core más orgánico del sonido del grupo: guitarras, bajo y batería.

Pero claro, nada de esto hubiese sido posible sin una materia prima inspiradísima que, intuimos, hubiese funcionado igualmente bien aunque hubiese sido arreglada y producida de cualquier otro modo. Es decir, las canciones. Lo que encierra “Hybrid Theory”, más allá de todo el alarde técnico y de producción artística, es un conjunto de temas que, como ya hemos comentado anteriormente, despliegan un nivel de agresividad y contundencia considerables pero que, además, saben jugar muy bien con las dinámicas a lo largo de todo el disco, consiguiendo un rango tonal –por así decirlo- considerable, que logra mantener esa sensación de unidad, pero de variación al mismo tiempo. Algo que, por otro lado, no podemos afirmar sobre las letras, que son bastante asépticas y no demasiado originales –para lo que se venía escribiendo en la escena de aquellos años-.

Es decir, que con “Hybrid Theory” estamos ante el testimonio más fidedigno del momento de gracia musical e inspiración por el que atravesó la banda durante aquella época. Un álbum que revisado hoy, 15 años después de su publicación, sigue manteniendo un grado de frescura considerable. ¿Lo malo? Que como decíamos al inicio de la reseña, el grupo no ha vuelto a alcanzar ese punto desde entonces.