Anti-Flag es una banda con mensaje, creo que no hay duda de ello. Por encima de cambios de sello discográfico, siempre se han mantenido firmes a sus ideas y no han dejado de escribir letras con contenido político y de apoyar públicamente determinadas causas que consideran justas. Incluso durante su pequeño intervalo en la multinacional RCA, que fue muy criticado por muchos fans y cuya polémica sobre lo “punk o no punk” todavía trae cola hoy en día. Así que con un nombre como American Spring cabe esperar que sigan denunciando problemas sociales y cuestionando las entrañas del sistema, sobre todo conociendo las simpatías que han mostrado por el movimiento Occupy, tan inspirado en la Primavera Árabe de la que han derivado el título.
Lo que encontramos a continuación es, por tanto, bastante previsible; pero está lejos de la previsibilidad aburrida y monótona de otros grupos. Es previsible en el sentido de que sabemos que
Anti-Flag no fallan en su capacidad para crear himnazos como “Fabled World”, que abre el álbum de forma inmejorable situándose como uno de los mejores temas del LP. Y tirando del hilo, un gran puñado de canciones que siguen la misma línea vibrante y enérgica de su predecesora, como la fantástica “Brandenburg Gate” (llena de destellos al punk clásico de
The Clash y con un acompañante de lujo como
Tim Armstrong ), “Sky Is Falling” y su acertada crítica al tema de los drones o una “Break Something” que enseguida puede erigirse como una de las favoritas de los fans. En conjunto sí hay calidad suficiente, aunque no se puede negar que en momentos caen en un cierto cliché que no creo que estuviese presente en The General Strike, por ejemplo, con algunos coros que van a lo fácil para hacer la canción más grande y tarareable. Puede que, en comparación, American Spring esté un pequeño escalón por debajo, pero continúan sin bajar del notable.
Se nutren, como era de esperar, de multitud de temas sociopolíticos, creando esos estribillos gigantescos que prácticamente cualquiera se animaría a acompañar lanzando el puño cerrado al aire. En cierta manera,
Anti-Flag juegan en una balanza: su lado más punk y reivindicativo en un plato, junto con el más melódico y casi nos atreveríamos a decir que pop punk en el otro. Y es maravilloso y admirable que a lo largo de su carrera lo hayan logrado equilibrar tan bien. En esta ocasión nos dejan unos cuantos riffs y melodías muy pegadizos, pero mucho, tanto que hay quien ya los ha empezado a comparar despectivamente con
Sum 41. Parece mucho decir, aunque no por la presunta inferioridad de unos respecto a otros, sino porque son bandas con orientaciones distintas. Desde luego que es diferente lo que nos encontramos en American Spring a lo que nos encontrábamos en Die For The Government, pero nos da la impresión de que muchos hace tiempo que quieren tildarlos de vendidos y criticarlos como si hubiesen devaluado su sonido, cuando en realidad
Anti-Flag ha logrado una regularidad envidiable a lo largo de los años.
Sería más justo criticarlos porque no todas las canciones rayan al mismo nivel dentro del disco, hay alguna que incluso se podrían haber ahorrado (hacia el final la calidad decae un poco) y hacer así el trabajo mucho más compacto y directo. Aún así, es un pero minúsculo. El álbum nos da lo que le pedimos a estas alturas a un grupo como
Anti-Flag y demuestra que están en un buen momento creativo e, incluso, hasta cómodo. De momento se mantienen; aunque, para ser justos, no sabemos cuánto tiempo más van a poder seguir en la brecha sin desinflarse. Esperemos que bastante.