A nadie se le escapa a estas alturas el cambio de dirección que
Sun Eats Hours decidieron llevar a cabo hace ya unos cuantos años. Tantos, que la banda, con este nuevo LP, ya casi iguala la cantidad de LPs que publicó cuando aún se llamaban
Sun Eats Hours. Puede haber gente que se pregunte por qué unas evoluciones se aceptan mejor que otras, o porqué el caso de
The Sun nos parece más natural que el de otras bandas; y la respuesta a esa posible pregunta es muy sencilla: porque lo hicieron de un modo honesto. Hay una diferencia muy notable entre sucumbir a una moda manteniendo el nombre con el que te has labrado un prestigio –dilapidándolo en el proceso-, y saber separar esas dos cosas.
Lo que hicieron
Sun Eats Hours cuando aceptaron sus nuevas inquietudes, o sus nuevas ambiciones, fue algo que comportaba un alto nivel de riesgo: cambiar de nombre para presentar una propuesta musical que se alejaba notablemente de todo lo que habían construido hasta el momento, manteniendo su legado intacto. El primer revés lo obtuvieron del sello discográfico en el que se encontraban, el cual les dio la espalda cuando comunicaron su intención de escribir canciones que podían tocar la temática cristiana –ah, el mundo de la tolerancia de lo independiente, ¿verdad?-. Es decir, que lo que planteaban era una renovación sin excusas, de frente. Y eso es, precisamente, lo que creemos que les presentó ante la gente de un modo honesto y transparente. Los que prefieran a
Sun Eats Hours, saben que aquello fue otra banda, otra propuesta y otra época. Los que prefieran a
The Sun, sólo tienen que seguirles la pista. Y los que abracen ambas facetas… eso que se llevan.
La cuestión es que con “Spiriti del Sole”, la banda hizo un trabajo espectacular; algo que se vio mermado en “Luce”, sucesor de aquél, algo más plano y menos inspirado. Pero, con estos precedentes ¿qué es lo que nos encontramos en “Cuore Aperto”? Pues aunque no llega a lo que fue “Spiriti del Sole” –aquél disco fue el equilibrio perfecto entre lo nuevo y lo viejo-, contiene un buen puñado de melodías 100%
The Sun. Porque si hay algo que ha sobrevivido a todo el proceso, es la capacidad de Francesco Lorenzi para seguir creando esas melodías que con tanta facilidad se quedan pegadas a nuestros cerebros. La banda, en este trabajo, sigue cantando en italiano, tal y como vienen haciendo desde que cambiaron de rumbo, pero es algo que les sienta de maravilla. Y el sonido global del álbum ha pegado el volantazo definitivo al pop-rock más accesible que uno pueda imaginarse, sin dejar de lado el importante trabajo de guitarras que siempre ha caracterizado a la banda, independientemente del enfoque que hayan decidido buscar con la producción, como podrás comprobar en la canción que da nombre al disco, “Cuore Aperto”, probablemente el mejor tema del álbum.
Así, el disco comienza muy bien con “Il Mio Miglior Difetto”, un tema que va a recordarte a las grandes bandas de rock de estadio, con un estribillo luminoso y pegadizo al mil por cien; pero el disco, según avanza, quizá pierda algo de fuelle a partir del cuarto corte hasta llegar a “A Te La Scelta”, donde vuelve a recuperarse gracias al brillo de las melodías que se muestran en algunas de las canciones que le siguen, como la ya citada “Cuore Aperto” o “Johnny Cash”, entre otras. En cuanto a las letras, el grupo ha abrazado un planteamiento más genérico, en el que hablan más de bondad, amor y libertad de confesión como conceptos, que de cristianismo. Una suerte de giro en el que la confesión de sus miembros queda en un segundo plano en pos del canto a la libertad. Algo con lo que, prejuicios y creencias aparte, es fácil simpatizar por lo genérico del mensaje.
En definitiva, estamos ante un disco de temática más abierta, si cabe, pero mostrando la misma habilidad melódica que ha caracterizado al grupo desde los primeros días.