Man Overboard , una de las bandas estandarte del punkpop de los últimos años, está de regreso con un nuevo disco de estudio que, francamente, nos ha sorprendido mucho y para bien. Porque uno, al fin y al cabo, ya no sabe muy bien qué esperar cuando una banda que, por lo general, suele encuadrarse en este género, anuncia que va a publicar un nuevo disco. Es por eso que la postura más fácil es no esperar nada, y ver qué sucede –y no lo decimos en tono despectivo, que conste, sino en el sentido de quitar hierro a las cosas-. No vamos a entrar, de nuevo, en el debate acerca de las distintas tendencias que puedan existir en el género hoy en día, o de si éste ha entrado -o no- en una extraña deriva que está lejos de concretarse en una corriente sólida –como sí ocurrió en los años 80 y 90-; ahora bien, algo debe haber de todo esto, cuando
Man Overboard han apostado de un modo más que evidente por una aproximación que nos retrotrae más al punkpop de finales de los 90, que no a la nueva hornada de bandas que se han sumado a la oleada easycore.
¿Qué quiere decir eso? Pues que bajo la influencia del punkpop del que, probablemente, más han bebido, la banda ha decidido dar un paso adelante, para adentrarse en ese delicado terreno que supone la búsqueda del estribillo pegadizo y del desarrollo de las estructuras que va más allá de las formas más simples. Es decir, que en “Heavy Love” reposa la esencia de bandas que ya conocemos, aunque al mismo tiempo el grupo trata de expandir su sonido hacia una propuesta que incluye, de forma evidente, cierto coqueteo con el powerpop, sin perder ni un ápice de intensidad en el camino. Algo en lo que, sin duda, habrá tenido que ver Bill Stevenson, quien ha sido el artífice de producir el álbum, consiguiendo un sonido compacto y contundente, pero con el suficiente grado de amplitud como para que cada elemento goce del espacio suficiente en cada compás. Vaya, poco hay que explicar de la calidad de producción de los estudios Blasting Room a estas alturas, ni de su impronta en el mundo del punkrock. En este sentido, la banda se ha acercado a lo que grupos como
Yellowcard consiguieron en discos como “Southern Air”, alternando temas más orientados, como decíamos, al powerpop –como podrás observar en “The Note” o “Now That You’re Home”, que abre el disco-, al tiempo que, en otros, recuperan una agresividad y una velocidad la mar de interesantes, como es el caso de “Cliffhanger” o “Anything”. Al final, esto acaba repercutiendo en una variedad de dinámicas que, amparadas por una producción excelente, logran transmitir esa sensación de unidad, pero de variedad al mismo tiempo. Debes prestar mucha atención a canciones como “Deal”, “For Jennie” o “Invisible”, por ejemplo, y te darás cuenta rápidamente de qué estamos hablando.
Pero además de todo esto,
Man Overboard ha encontrado espacio para explorar otros caminos y explorar esas influencias que ya se nos antojan omnipresentes para tantas bandas. En casos como “She’s In Pictures”, los ecos a bandas como
Weezer son más que evidentes, pero es que a lo largo de todo el disco planea la sombra de grupos como
Motion City Soundtrack ,
Bayside ,
New Found Glory (fíjate bien en “For Jennie”) o
Saves The Day –además de los ya citados
Yellowcard -. Y eso, bajo nuestro punto de vista, es una muy buena noticia. Una agradable sorpresa, como decíamos al inicio de la reseña, y señal de que
Man Overboard tienen ganas de explorar cualquier tipo de referencia que les haya precedido en el tiempo. Algo que, quizá, pueda alejarles de la receta actual del éxito entre los más jóvenes –o no, igual no-, pero que puede acabar generándoles mayores
beneficios artísticos a medio y largo plazo. Bien hecho.