Si eres fan del punkrock y no has escuchado aún a
Fidlar , ya estás tardando. Es probable que no les hayas visto aparecer en demasiados sitios, y mucho menos a nivel estatal. Por motivos que se nos escapan, esta banda de garaje-punk parece estar pasando sin pena ni gloria en nuestro territorio. Y es una verdadera pena, porque si
Refused , allá en los años 90, quisieron esbozar un boceto de lo que podría llegar a ser el punk del futuro,
Fidlar han demostrado que su visión no estuvo del todo afinada, ya que han dibujado y definido una visión del punkrock que, difiriendo de lo que algunos hayan podido vaticinar hace años, se muestra mucho menos pretenciosa, pero mucho más fresca, alejándose de la vertiente más ortodoxa debido, sobre todo, a la mezcla de punkrock con garaje-rock, el indie y el caos más absoluto –dejando caer, además, algún que otro detalle psicodélico-. Si estás aburrido de escuchar el mismo tipo de bandas y sonidos provenientes de este género, sin duda esta banda es tu válvula de escape.
Por aquello de contextualizar el asunto, os diremos que “Too” -que es como se titula este disco-, es el segundo álbum del grupo. Un LP que viene a suceder –y algunos osan afirmar que a mejorar- a su primer y desatado álbum, titulado “
Fidlar ”. Pero, ¿es eso cierto? Bueno, es difícil afirmarlo rotundamente, porque existen las suficientes diferencias como para poder valorarlos por separado y que ninguno haga desmerecer al otro. Ahora bien, si hay algo con lo que nos quedamos de este disco, es con la capacidad de la banda de cantar sobre el descenso al infierno que supone la adicción a las drogas –algo que quedó patente en su anterior LP hasta el punto de asustar por el halo de autodestrucción que se respiraba-, y su posterior rehabilitación, con la frescura, furia y el buen rollo con el que lo hacen. Una visión un tanto paradójica pero que funciona a las mil maravillas, como podrás comprobar en “40os. On Repeat” u “Overdose”, un tema que ilustra musical y líricamente el concepto de sobredosis, llegando a causarte verdadera sensación de claustrofobia. Y luego también hay lugar para temas que no tienen mayor pretensión que penetrarte el cerebro con estribillos como los de “Why Generation”, una canción que recuerda bastante al sonido de algunas de las bandas que, hace ya unos años, militaban en Lookout Records; aunque también hay hueco para cortes como la pegadiza “Hey Johnny”, una canción que te recordará, en su arranque, a los
Yeah Yeah Yeahs de “Y Control”.
Además, algunas de las letras son brutalmente honestas, y otras desprenden una lógica tan aplastante como la que cantan en la ya mencionada “Why Generation”, donde se preguntan ’
cómo demonios se supone que debemos saber vivir en el siglo XXI, cuando todo el mundo puede ver todo movimiento que hagas’. Éste, y otro tipo de afirmaciones y preguntas del estilo, nos retrotraen a los mantras que la Generación X rumiaba al compás de canciones como
Smashing Pumpkins o
Nirvana , en un momento histórico en el que el hastío y las condiciones sociales propiciaban en desencanto generalizado de una juventud que, por aquel entonces, pertenecía a la clase media. ¿Te suena de algo?...
Y es ahí donde reside la gracia del disco. Porque, como decíamos antes, mientras las letras nos hablan de temas de no fácil digestión, la banda los canta con una frescura, rabia y energía brutales; elementos que aderezan a las mil maravillas las pegadizas melodías del álbum, que son la verdadera columna vertebral del mismo. Sin duda,
Fidlar van a suponer –si no lo han hecho ya- todo un descubrimiento para muchos aficionados al punk. Si no les has escuchado, no tardes ni un sólo minuto más.