The Wonder Years va camino de convertirse en uno de los grupos con más personalidad que ha dado la escena pop punk, si no lo es ya. Si con The Greatest Generation alcanzaban una madurez más que notable, con No Closer To Heaven directamente se consolidan. Es difícil crearse una identidad tan marcada dentro de un género que en multitud de ocasiones cae en clichés (clichés que, por otra parte, suelen funcionar), pero
The Wonder Years la tiene.
Sabemos que el término pop punk puede generar controversia a estas alturas, especialmente cuando un grupo empieza a incorporar más elementos a su música, elementos que, si nos atenemos a las definiciones primerizas del género, poco tendrían que ver con el pop punk. Pero es que, hoy en día, el pop punk es un género divergente que ha evolucionado en multitud de formas y, por ello, incluso cuesta establecer qué es pop punk y qué no lo es. Para entendernos, diríamos que
The Wonder Years está en la línea pop punk de grupos como
The Swellers , grupos con una evidente melancolía que se nota que han mamado (y mucho, además) de aquellas bandas emo de principios de los 90. Se encuentran muchos ecos a
Jimmy Eat World , por ejemplo, con esas melodías cuidadísimas y su especial sentido lírico como bandera. De hecho, en No Closer To Heaven han bajado todavía más las revoluciones (y ya nunca han sido un grupo rápido), quedándose en un terreno medio que ha terminado por explotar sus características más emotivas.
Adelantos como “Cardinals” nos hacían presagiar todo esto, pero el resultado final ha sido mucho más redondo de lo esperado, sobre todo en comparación con un The Greatest Generation que ya había superado todas las expectativas respecto a la banda. Desde “Brothers &”, una intro de un minuto y medio que traza el tono nostálgico del álbum y se encadena con “Cardinals”, hasta el cierre acústico de “No Closer To Heaven”, pasando por la inspiradísima “A Song For Ernest Hemingway” o la sorprendentemente sociopolítica “Stained Glass Ceilings” (donde colabora Jason Aalon Butler de
letlive ), el disco rezuma intensidad y profundidad. Brillantes como siempre las letras de Dan “Soupy” Campbell, quizás el aspecto de
The Wonder Years más habitualmente aclamado por la crítica. Campbell ha sufrido depresión durante casi toda su vida y no tiene miedo de plasmar sus reflexiones, por tristes o descorazonadoras que puedan sonar a veces. “Cigarettes & Saints” es, en ese sentido, trágica, pero preciosa y perfectamente ejecutada.
No sabemos si esto sigue siendo pop punk, pero si lo es, podemos decir que
The Wonder Years es definitivamente uno de los mejores grupos de pop punk actuales. Al menos dentro de la rama que se decanta por tesituras más pop rock, en lugar de insertar varios breakdowns repetitivos en cada canción. Y lo digo sin acritud, ya que hay bandas que desde luego hacen muy buenos breakdowns y destacan, pero una cosa es eso y otra cosa es ir a la fórmula fácil. Cada vez más,
The Wonder Years se distancia de sus inicios easycore, aunque manteniendo aquí y allá pinceladas que siguen recordando a grupos como
Four Year Strong. Su estilo gana en peso y en definición con cada nuevo trabajo, haciendo que nos preguntemos dónde está su límite.
No Closer To Heaven es probablemente el álbum más oscuro de
The Wonder Years hasta el momento, personal hasta la médula, con una presencia cada vez más patente de ideas políticas y sin escapar de temas devastadores como la muerte o la pobreza. Una demostración brutal de todo lo que ya venían demostrando. ¿Serán capaces de ir todavía a más después de esto?