Es muy frecuente oír hablar de actitud siempre que alguien se refiere al punk, bien sea como movimiento socio cultural, o bien como género musical. Pero hay algo que siempre ha estado rondándonos la mente en esa ecuación en la que manejamos las variables ‘música’ y ‘actitud’; algo que acaba materializándose en forma de incógitas recurrentes: ¿es la actitud algo exclusivo del punk? ¿es algo exclusivo del rock? ¿cómo se manifiesta y ue forma adopta? O si se quiere ir todavía más allá, ¿qué es la actitud exactamente? Por suerte o por desgracia, hasta ahora, no hemos dado con una respuesta concreta y definitiva. Tampoco sabemos si ésta existe, y de hacerlo, si queremos encontrarla. Porque al final del día, la cantidad de disfrute que nos proporciona el mero hecho de ir tras la pista de esas respuestas es tal, que nos merece mucho más la pena seguir tras su rastro, que dar de un modo definitivo con la solución.
Es por eso que hemos decidido publicar esta reseña. Porque,
ladies and gentleman aquí está B.B. King; una figura, un modo de decir y de cantar las cosas que trasciende etiquetas, géneros y generaciones. Una forma de comunicarse que surge y se dirige desde y hacia lo más puro del ser humano. Nuestra intuición nos dice que en él, igual que en otros, se halla una de las pistas que andamos buscando, esas que tienen que ver con la actitud, la pureza de su forma y su esencia misma. Algo que tiene mucho que ver con el lugar de origen del cual provienen esos sentimientos plasmados en canciones. Algo que tiene mucho que ver, en definitiva, con eso que es común a todo aquello que nos suena a verdad, a algo genuino e inherente al propio ser humano. Eso lo encontramos en B.B. King, en su música y en recopilaciones como ésta, que combinan grabaciones en estudio con grabaciones en directo. Una muestra palpable que pretende enseñarnos de qué pasta están hechos este tipo de cantantes. Es un modo de hacer justicia a una figura humana y artística que es parte de los tesoros nacionales de Estados Unidos –o debería serlo, sin duda-, con una calidez y capacidad de transmisión que, como decíamos, trasciende fronteras, generaciones y géneros. Y con respecto a esto, no nos cabe la menor duda de que muchas de las bandas de punk que admiramos se han mirado, en más de una ocasión, en artistas de este calibre; buscado, quizá, eso mismo que vamos buscando todos: la autenticidad de las cosas.
En esta colección, que se presenta en forma de doble LP –y que es una selección con lo mejor del cofre de 10 CDs-, se han seleccionado joyas como “The Thrill Is Gone”, con un final que podría no serlo, extendiéndose infinitamente en una especie de coda sin fin en la que quedarse a vivir para siempre; o la sugerente “
Chains and Things”, así como la irónica “See Thatt My Grave Is Kept Clean”; eso por no mencionar las electrizantes versiones en directo de temas como “Sweet Sixteen” o “Key To The Highway”. Pero lo verdaderamente apabullante está, como decíamos, en la edición de lujo en formato de boxset de 10 CDs, convirtiéndola en una recopilación masiva que supone un exhaustivo repaso a la carrera de uno de los músicos de blues más importantes de la historia. Una verdadera cápsula en el tiempo, que es capaz de condensar más de 50 años de carrera musical en una misma caja.
Así pues, si has trascendido más allá del encorsetamiento que supone encasillarse en estilos, etiquetas y/o géneros, este doble LP es una oportunidad de oro para adentrarte en mundos que, quizá, aún no hayas tenido la curiosidad de explorar. Si lo haces, acabarás descubriendo que el destino no importa, y que de donde más sustancia vas a poder extraer es del mismo viaje. Así que siéntate, estira las piernas, y disfruta.