Lo cierto es que, si uno se para a pensar en la situación que tenían
Mayday Parade justo antes de publicar este nuevo disco, “Black Lines”, se da cuenta de que lo que tenían en frente era un verdadero reto como grupo. Y es que, al margen de gustos personales y querencia hacia unos u otros géneros, el grupo ha logrado alcanzar un estatus bastante cómodo, con unas cotas de popularidad y presencia internacional bastante notables, al menos dentro de la escena emo-rock. Así que, suponemos, al grupo se le planteó esa delicada situación que se le plantea a casi todos los grupos que mantienen una cierta regularidad, longevidad y reconocimiento: ¿y ahora, qué?
La respuesta ofrecida por la banda de Florida ha sido bastante drástica. Así, sin perder toda su identidad, se han decantado de un modo muy evidente hacia un sonido más áspero, más crudo si se quiere (especialmente en algunos pasajes vocales), conducido todo ello por una base tejida en base a una interesante trama de guitarras. Lo cierto es que el conjunto antoja más oscuro que lo que han venido haciendo con regularidad. Es diferente. Más maduro, por decirlo de algún modo. Así, por ejemplo, aunque “Letting Go” podría ser una típica balada del grupo –y en cierto modo lo es-, respira algo diferente. En un primer momento se destapa como un tema bastante intimista, con ese toque oscuro que decíamos, pero que acaba dando un sutil giro hacia una melodía más optimista, acompañada de un fondo instrumental más denso que al comienzo. Y es en este tipo de detalles donde la banda logra destacar más en este nuevo LP. Pero si recuperamos, también, ese aspecto crudo al que aludíamos anteriormente, cabría destacar temas como “One Of Them Will Destroy The Other”, un tema cotundente que sienta las bases del álbum, y cuya idiosincrasia va a ser reflejada en el resto de canciones; un enfoque que, salvando todas las distancias, nos recuerda a bandas cuyos últimos trabajos han dado un giro más desgarrado, como sería el caso de
The Wonder Years.
Por otro lado, el responsable de la producción –y, creemos, de gran parte del enfoque del disco- es Mike Sapone, que nos suena de haber trabajado recientemente para
Motion City Soundtrack ,
Taking Back Sunday ,
Brand New o
I Am The Avalanche , entre otros. Bandas que, ya sabemos, se caracterizan por un sonido contundente y con gran presencia de guitarrras. Grupos que, en algún momento han decidido dar una vuelta de rosca a su sonido, tratando de escapar de su propia sombra. Y eso es lo que han hecho
Mayday Parade en este LP. A estas alturas, quizá te estés preguntando si el experimento les ha salido bien. Y, francamente, sí, les ha salido de maravilla. Es uno de esos momentos en la carrera de una banda en el que, muy posiblemente, estaba pidiendo a gritos algo similar (y a gritos han respondido). Un cambio de tercio y la adopción de ciertos riesgos, algo que les permita obtener ese grado de estimulación necesario para no quedarse estancados en el mismo lugar y evitar, así, convertirse en una banda que sobrevive a base de la nostalgia de sus fans.
Sin duda, es un riesgo que compromete a la propia línea de flotación del grupo, en tanto en cuanto un cambio de estas características supone incidir de un modo directo sobre tu propia base de fans, exponiéndose así a una deserción masiva si la propuesta no se acaba de entender. Dicho de otro modo: un cambio de estas características marca un antes y un después. La ventaja, en este caso, es que
Mayday Parade no dan la impresión de haber forzado un cambio en pro de seguir una moda, una tendencia o de ganar ventas; sino más bien todo lo contrario. “Black Lines” suena a necesidad, a válvula de escape y catarsis, a algo sincero y necesitado. Y eso es algo que se entiende en cualquier circunstancia y en cualquier idioma. Un último apunte: atención a “One Of Us”, excelente cierre de disco que, en nuestro caso, nos recuerda a bandas como
Saves The Day.