Es muy posible que a muchos no os suene de nada el nombre de
Brandon Flowers. Sin embargo, si os decimos que es el frontman de
The Killers , quizá la cosa cambie. Porque, quien más o quien menos, recuerda aquél disco titulado “Hot Fuss”, una grata sorpresa que llegaba en forma de LP a mediados de junio de 2004, y que puso a la banda en el punto de mira del panorama internacional. No obstante,
Brandon Flowers , años después y aprovechando un parón de The Killes, decidió iniciar su propia carrera en solitario, y aunque el disco de debut, “Flamingo”, no fue lo que algunos esperábamos, con “The Desired Effect” la cosa cambia sensiblemente. Y cambia hasta tal punto, que es posible que sea lo mejor que ha publicado desde “Hot Fuss”. Así de simple.
Y no es que “The Desired Effect” sea, precisamente, comparable a aquél disco de los Killers, sino que, más bien, a Flowers se le nota con un nivel de inspiración que se acerca a aquella época, aunque desde un punto de vista diferente. Aquí, en este segundo trabajo en solitario, Flowers da rienda suelta a las influencias que parecen calarle más hondo: la música de los años 80 (dinos, si no, qué te parece “I Can Change”). Y sí, es cierto que, aunque pueda parecer un tópico en los últimos tiempos, Brandon ha ido a beber de las fuentes de las que bebía el
David Bowie más ochentero, así como de bandas como The Pet Shop Boys. De esta forma, podrás apreciar grandes dosis de synth-pop y ecos a la música disco, pero pasado todo ello por un tamiz único, proporcionado por el productor Ariel Rectshaid, quien ha trabajado con bandas como Vampire Weekend en “Modern Vampires Of The City”, y quien ha sabido proporcionar ese nivel de texturas que tan bien sabe desarrollar. Es algo especialmente disfrutable en temas como “Still Want You”, una canción con un interesante contraste, perfectamente equilibrado, entre el toque exótico de la instrumentación y el toque setentero de los coros femeninos.
Pero no todo en este disco es influencias, producción o texturas, sino que lo que constituye la verdadera esencia y núcleo del mismo son algunas de las melodías presentes en el LP. “Between me and You” (que recuerda bastante al trabajo de Peter Gabriel, dicho sea de paso) es un claro ejemplo de ello. Con una estructura que proporciona dos estribillos distintos, es capaz de entregar dos bonitas melodías que orbitan en torno a una misma idea vocal inicial, realizando variaciones de sección en sección, pero manteniendo la coherencia armónica en todo momento. En este sentido, también destaca “Dreams Come True”, corte que abre el LP y que ofrece un primer vistazo a lo que uno va a encontrarse en el álbum.
Hay algo, sin embargo, que nos ha llamado poderosamente la atención. No sabemos muy bien por qué, pero hay muchos momentos, como en la citada “Dreams Come True”, en los que
Brandon Flowers nos recuerda mucho a
Brian Fallon , de
The Gaslight Anthem –o quizá deberíamos decir a Bruce Springsteen-. Como decimos, no sabemos muy bien a qué se debe esto, pero es algo que nos sucede cada vez que escuchamos el disco. Como también nos recuerda, por enfoque, a Fleetwood Mac y Tom Petty en temas como “Never Get You Right”.
Sea como sea, la cuestión (y la clave), es que, pese a que Flowers ha manifestado en más de una ocasión que no tiene ninguna intención de poner fin a
The Killers , lo que se acaba evidenciando en “The Desire Effect” es que, quizá, la libertad que le proporciona el no depender del legado del grupo (y el no tener que someterse a ciertas expectativas), le permite tomarse todo tipo de libertades. Y, francamente, funciona. Flowers se lo pasa en grande y acaba repercutiendo en una mayor frescura en sus canciones.