Muchos os estaréis sorprendiendo de ver que Simple Plan siguen en activo, o que siguen arrastrando hordas de seguidores –nos consta que mucha gente les ha olvidado por completo-. Pero sí, amigos, Simple Plan siguen siendo, en cierto modo, relevantes y, sin duda, responsables del sonido de muchas bandas que siguieron sus pasos. Y aunque hayan sido una de esas bandas que, como en el caso de All Time Low , sucumbieron a las exigencias de la tendencia popera más comercial (o de los sellos discográficos), parece que en ellos se cumple aquello de que quien tuvo, retuvo. Pero vayamos al grano. A tenor de algunos de los adelantos que Simple Plan ofrecieron antes del lanzamiento de este nuevo trabajo, ¿podríamos decir que es una vuelta a la fórmula que les vio nacer con “No Pads, No Helmets… Just Balls”? Pues en cierto modo, sí.

Por suerte, con “Taking One For The Team”, la banda liderada por Pierre Bouvier ha efectuado una especie de mirada hacia el pasado. Y no es que hayan compuesto una segunda parte de aquél disco que les encumbró al olimpo del punkpop de principios de los años 2000, pero sin duda, se han acercado bastante (salvando todas las distancias, y sobre todo, la cantidad de años que separan aquél disco de este). Lo mejor de todo es que se han alejado de la aproximación que han ido mostrando en sus últimos trabajos, un tipo de sonido que les situó en el lado más cercano a lo que vendría a ser una boy band, para acercarse a una producción más cercana a lo que hicieron en el pasado; a algo que suena más real, y que les conecta con esa inmediatez que nos hizo disfrutar tanto de sus primeros años como banda. Tampoco nos engañemos, Simple Plan sigue en el lado más pop del punkpop, pero si escuchas temas como “Boom”, “Opinion Overload” o, especialmente, “Kiss Me Like Nobody’s Watching”, te darás cuenta de qué es lo que queremos decir.

Y si continúas escuchando, no tardarás en ser consciente de que el ejercicio que Simple Plan han hecho en esta nueva entrega, es muy similar a lo que All Time Low hicieron en “Future Hearts”. Es decir, abrazar si ningún tipo de complejo su verdadera identidad y saber traerla al momento actual, al mismo tiempo que dejan que otras influencias se cuelen en su propio estilo como banda. Y el resultado, sin duda, puede que sea lo mejor que han hecho desde “Still Not Getting Any…”, tanto por la contundencia de las canciones, como por la variedad contenida en las mismas. O dicho de otro modo: por el grado de equilibrio alcanzado en su propia mezcla de estilos, una mezcla que va desde el punkpop al punkrock, pasando por el reggae; tamizado todo ello por una más que evidente capa de pop.

En definitiva, “Taking One For The Team” suena natural, divertido, fresco y nada forzado. Podrá gustarte más o menos, podrás compararlo en mayor o menor grado con sus dos primeros trabajos o, incluso, con otras bandas, pero lo que el grupo ha sido capaz de capturar en este nuevo disco es algo que muchos creíamos que ya no volverían a lograr. Es como si Simple Plan hubiesen sido capaces de reencontrarse, abandonar cualquier cliché que les haya podido condicionar, y desarrollar un álbum plagado de sorpresas del nivel de “I Refuse”, Nostalgic”, “Singin’ In The Rain” o la ultrapegadiza “Everything Sucks”, entre otras.

Así que, al final, aunque uno acaba teniendo la impresión de que Simple Plan podrían sonar mucho más contundentes (y de que, en cierto modo, van con el freno de mano echado desde hace unos cuantos años), inmediatamente piensa que podría haber sido infinitamente peor y que, al final, el disco cumple con lo que, en principio, parece que pretende: divertir, plantarte la sonrisa en la cara y hacerte pasar un momento agradable, sin mayores pretensiones. ¿Lo más sorprendente? La habilidad que tienen para ofrecer punkpop del más alto nivel, y pop radiable de lo más pegadizo. dos extremos que, al margen de gustos, bordan a la perfección.