De algún modo, intuimos que tan complicado debe ser registrar un disco de versiones, como lo es para nosotros escucharlo. Con respecto a esto último, nunca nos hemos acabado de sentir cómodos con ese hecho: el de un artista o banda que dedique un álbum –sea en directo o grabado en estudio- a presentar versiones y comercializarlas. No tenemos nada en contra de una propuesta así, pero nos chirría, y casi siempre hemos juzgado ediciones de este tipo como un acto lucrativo sin más –bueno, eso si nosotros somos alguien para juzgar nada, claro… pero se entiende lo que queremos decir, ¿no?-. Ahora bien, nos vemos en la obligación de poner todo eso en pasado y decir que, hasta ahora, era una especie de prejuicio sobre el que afrontábamos este tipo de publicaciones.
¿Y qué es lo que ha ocurrido para que cambiemos de opinión o lo veamos, aunque sea de un modo puntual, de forma diferente? Pues muy sencillo, que se ha cruzado en nuestro camino el disco de versiones en directo de
Dustin Kensrue (frontman de
Thrice y artista en solitario). Y quizá nos haya hecho cambiar de parecer en esta ocasión, por lo atrevido de la propuesta: un disco grabado en directo en formato acústico. Voz y guitarra. Nada más. Bueno, eso y su modo de entender y reinterpretar este conjunto de canciones, claro está. Y el resultado, el producto final que ha llegado a nuestras manos es increíble. Es cierto que hay muchos artistas que, en determinadas ocasiones, publican versiones de temas de otros artistas y que resultan brillantes, pero el caso de Kensrue es algo muy especial. Si le conoces o le has seguido, bien sea en solitario o en
Thrice , sabrás de sobra cuál es su estilo personal y el modo en que plasma su personalidad en la forma de cantar. Reconocerás y recordarás su voz rasgada y su tono, tan único, tan apegado (últimamente) al blues y al folk americano. Pues bien, ahora imagínate todo eso reinterpretando temas como “Wrecking Ball”, de Miley Cyrus, por poner un ejemplo.
Suena extraño, ¿verdad? Al menos cuando lo ves escrito así, sobre el papel. Pues bien, nada más lejos de la realidad, porque Dustin es capaz de llevarse a su terreno temas de procedencia muy distinta. Y he ahí la gracia: no son covers. Son versiones traídas a un universo muy particular. Ese en el que parece reinar la melancolía, el tono trágico y la profundidad de miras. Así, Kensrue hace reinterpretaciones absolutamente pasmosas de temas como “Jesus Christ”, de
Brand New; “Creep”, de Radiohead; “Cold As It Gets”, de Atty Smith; “State Trooper”, de Bruce Springsteen; o “Down There By The Train”, de Tom Waits, entre otras. Por desgracia, quearon en el tintero apabullantes interpretaciones de canciones como “Hide and Seek” de Imogen Heap, que sí ofreció en su más reciente gira –y cuyas trazas puedes rastrear a través de YouTube, por ejemplo-; pero aún con todo, la selección de temas incluídos en este álbum, titulado “Thoughts That Float on a Different Blood”, es, sencillamente, genial. Quizá no por la selección en sí, sino (insistimos), por el modo en que Kensrue extrae lo mejor de esos temas y se los lleva a su terreno, los hace suyos y los entrega sin condición, transmitiendo una sensación de sinceridad brutal. Tanto, que en ocasiones parecen canciones totalmente diferentes.
Y no lo olvides: en absoluto y riguroso directo. Impresionante.