Con “I Like It When You Sleep, For You Are So Beautiful Yet So Unaware Of It”,
The 1975 han querido afianzar el estilo que adoptaron con su primer LP. Un primer álbum que, si bien difería notablemente de los primeros temas que habían publicado con anterioridad bajo otros pseudónimos como grupo, seguía manteniendo cierto regusto a aquellas primeras influencias que supieron hacer muy suyas. Sin embargo, y con la inclusión de otros sonidos, la banda consiguió desarrollar una visión muy personal, aunque manifiestamente anclada en referencias claramente ochenteras. En ese sentido, este segundo largo supone el asentamiento de esa propuesta, centrada -quizá-, en un viraje algo más comercial y radiable, pero expandida en lo que se refiere a términos sonoros.
De este modo, lo que algunos sectores de su base de fans original han tildado de movimiento descaradamente comercial, otros lo perciben como una apertura de miras a otro tipo de sonidos –algo que, como decíamos, ha sido una de sus principales características como banda-. Y nosotros nos situamos más en esa opinión, porque las evidencias están ahí. Sí, es muy cierto que en temas como “Love Me” o “UGH!”, la banda suena muy a radio fórmula, pero también es cierto que en canciones como “A Change Of Heart”,
The 1975 mantienen y se recrean en el tipo de sonido que nos enamoró en su primer trabajo. Es decir, que este nuevo disco se antoja como una expansión del primero. Así, la banda parte desde el punto donde lo dejaron en el primer LP para expandir su paleta de colores, incorporando así un sinfín de matices que convierten a este nuevo álbum en algo que, quizá, suene como una evolución de su propuesta inicial. Esto no significa que tenga que gustar a todo el mundo. De hecho, el impacto que generó en nosotros el primer LP es algo que recordaremos durante bastante tiempo, mientras que esta segunda entrega ha sido más de pararse a escuchar y observar por dónde iban llegando los tiros.
No obstante, hay algo que, a nuestro juicio, es innegociable en
The 1975: su vertiente más ‘atmosférica’ gana por goleada a cualquier otra cara que puedan mostrarnos (“Please Be Naked” es, sencillamente, perfecta). No cabe duda de que canciones como “She’s American” –y su pegadizo estribillo- nos muestran su lado más pop, además de su inconmensurable talento para desarrollar este tipo de sonido; pero aún con todo, este tipo de temas palidecen ante canciones como la ya mencionada “A Change Of Heart” porque, sinceramete, temas como este, están en otra liga -aunque provengan de la misma banda-. Se trata de un tipo de canción que, además, nos transporta al terreno de temas como “Robbers”, “The City” o “Chocolate”, que son verdaderos estandartes del grupo.
Por otro lado, en cortes como “If I Believe You”, la banda explora otro tipo de territorios, más sugerentes y minimalistas. Una canción que incorpora un coro góspel tratado de un modo que nosotros, hasta este momento, no habíamos escuchado antes. Así mismo, en temas como “Somebody Else”, el grupo se zambulle de lleno en la exploración de texturas, la combinación de ellas, y en el juego que surge de todo ello, que resulta en un tema que parece moverse por secciones, respirando un poco más aquí que allá, pero volviéndose más espacioso en según qué partes. Quizá no sea la canción más pegadiza del disco, ni la que represente mejor su sonido, pero sin duda suena la mar de interesante, y abre un abanico de posibilidades sorprendente.
En definitiva, estamos ante un segundo álbum que se resiste a cumplir la “maldición del segundo disco” –ésa que, más o menos, dice que cuando una banda triunfa desmesuradamente en su primer álbum, sucumbe a sí misma en el segundo-. Estamos ante un disco que, aún no siendo perfecto, recoge lo mejor del sonido previo del grupo, para combinarlo con nuevos sonidos y ofrecer así una paleta mucho más rica. ¿Lo peor? Que no hayan incluido “Medicine”. Eso es, sencillamente, imperdonable.