Siempre hemos tenido la impresión de que
Tiger Army , al menos en nuestro país (incluso en la escena psychobilly), son unos perfectos desconocidos. O, al menos, si no desconocidos, una banda bastante infravalorada. Quizá sea por cuestiones geográficas, vaya usted a saber, pero sin duda, son un grupo que los amantes del género y del rock ‘n’ roll deberían tener muy en cuenta. Ahora bien, en su regreso discográfico, y quinto disco de su carrera, la banda ha llevado a cabo una más que notable expansión de miras, incluyendo elementos o influencias que sólo Nick 13, vocalista del grupo, se había atrevido a explorar en su carrera en solitario –más orientada al country y americana-. Intuimos, pues, que Nick ha decidido traerse esas mismas influencias a su banda principal, y dar un toque diferente al sonido del grupo.
Y la verdad es que ha sido todo un acierto, aunque es muy posible que no sea un disco que vaya a gustar a todos los fans del grupo ya que no es, probablemente, lo que muchos estaban esperando como regreso de
Tiger Army. No obstante, y si uno se deja llevar, pronto va a darse cuenta de lo que han hecho en “V•••-”. El grupo ha decidido recrearse en la música de finales de los años 50 y principios de los 60, en el sentido más amplio que se pueda imaginar, para expandir su paleta sonora, motivo por el cual vas a poder encontrar ecos a artistas como Del Shannon, Roy Orbison o, incluso –y salvando todas las distancias-, Gene Vincent o Evis Presley; artistas que se te vendrán a la mente en canciones como “Happier Times”, por poner un ejemplo. Así pues, Nick 13 adopta aquí el rol del rockero-crooner dispuesto a perfilar baladas como “Dark and Lonely Night”, una canción que se nos antoja como una máquina del tiempo que nos transporta a la orilla de una playa, en la década de los 50, a la luz de la luna de una cálida noche de verano; o al final de un baile de graduación, cuando suena la balada de turno para que las parejas se acerquen. El poder de la música, y el saber hacer de aquellos que saben cómo emplearla para transportarnos a otras épocas o mundos, algo a lo que contribuye, sin duda, el tipo de producción que se ha llevado a cabo, evidentemente anclada en aquella época.
Podríamos decir, en términos generales, que
Tiger Army han apostado por bajar las revoluciones por minuto y reencontrarse con las raíces rock que, de algún modo, siempre estuvieron ahí, pero dándoles algo más de protagonismo y mayor presencia a los sonidos provenientes de los albores de ese género; e incorporando algún toque latino, como podrás comprobar en cortes como “Knife’s Edge”, por ejemplo. Así, y como decíamos antes, es muy posible que algunos fans no acaben de estar plenamente satisfechos con el resultado de este LP, pero, en nuestra opinión, ha sido todo un acierto. El giro perfecto que permite, por un lado, expandir el sonido del grupo al mismo tiempo que, por otro lado, mantiene intactas las raíces de la banda.