No es la primera vez que, ante un nuevo lanzamiento de
A Day to Remember -y estamos ya ante el sexto-, le damos una escucha y lo aparcamos varios días. No nos hace mucha gracia encontrarnos con una fórmula tan descaradamente repetitiva, por mucho que los de Florida lleven desde el primer día mamando de la dualidad pop-punk/New York Hardcore. La cuestión es que para “Bad Vibrations”, Jeremy McKinnon y su equipo han ampliado las habituales 10 canciones de sus discos a 13 temas -dos son bonus tracks para la edición especial-, pero con la misma estructura para todas ellas: estrofa, estribillo por dos, breakdown y estribillo. Nada nuevo bajo el sol.
Bueno, esperad un segundo. Porque, claro, también pasa otra cosa siempre que encaramos un nuevo LP de estos tipos. Debe ser, en parte, que caen bien por su cabezonería para mantener a flote un subgénero agonizante y efímero -el easycore-, o su batalla contra la discográfica Victory Records, o las dos cosas. El caso es que algo se queda en esa primera escucha, aparentemente inocua y desapercibida. Quizá una canción que ha destacado por encima del resto, una melodía que se ha quedado bien adentro… y al final, te ves a ti mismo tarareando alguna canción. No te das cuenta, y has vuelto a caer en el bucle, pura acción adictiva, que dominan estos chavales; pero, sobre todo, se percibe en el sentido del “single” que tiene Jeremy McKinnon. Es decir, la capacidad de componer algún tema que te enganche y te haga volver. El cantante es un escritor de “hits” -como él mismo reconoce- prolífico, profesional y, lo “peor”, romántico. Clásicos son ya sus homenajes geográficos -aquí la oda es directamente a todo Florida en una canción homónima-, o las dedicatorias a la pareja que perdió una vez las giras se tornaron largas e internacionales. Así, además de aquellos lejanos litigios contra Victory Records, nos encontramos con el segundo disco auto-editado de forma consecutiva por el quinteto. Eso dice bastante de lo bien que les ha ido guisándoselo y comiéndoselo ellos solos. ¿El mismo disco de
A Day to Remember , pero con algo que lo convierte en el mejor?
Lo parece. Bad Vibrations es un trabajo que, al principio, ni molesta ni destaca. Es bastante fácil encontrar un momento en que ponerte los temas más suaves del disco. Sería sencillo darle un poco de caña descarada a las canciones -por lo predecibles-, pero tampoco es cuestión, porque hay bastantes aspectos positivos en el álbum, como los contrastes que podemos encontrar entre las dos baladas del LP, conjugadas con un tema como “Justified”; o también el modo en que abrazan con la misma dulzura la fórmula de estribillo-acompañado-de-violín. Y en estas, mientras prestas atención al conjunto, acabas preguntándote cómo hubieran recibido los finales de los 90 una canción tan
The Offspring como “Naivety”; o los principios de los 2000 un tempo “skater” y callejero como “Paranoia”. No acostumbramos a hacerlo, pero en esta ocasión queremos recomendaros la edición especial de “Bad Vibrations”, pues la citada “In Florida” transmite un feeling muy familiar, mientras “Negative Space” tiene parte del emo luminoso y a medio tiempo de los mejores
Mae , salvando las distancias.
En conclusión, “Bad Vibrations” es, para lo bueno y para lo malo, un lanzamiento de ADTR al uso. Un reverso otoñal y pesado del pop punk veraniego, con una fórmula más exprimida que una camiseta tras un concierto. Pero algo ha de haber para que “Bad Vibrations” suene con un plus que, sinceramente, sentimos. Y reconocemos dos cosas: por un lado, las guitarras, que han sabido evolucionar junto a un juego de ritmos más contrastado. Y, por otro lado, un despliegue de técnica importante. Así, para terminar, destacamos la excelente labor de producción de Bill Stevenson (The
Descendents y
Black Flag ) en los estudios Blasting Room. Estamos ante el disco con mejor sonido de la banda, entre la melancolía tardo-noventera y el desglose nítido pero apabullante de los instrumentos. Enciende, y no se apaga.