De igual modo que hay bandas que son capaces de permanecer estables durante varios años e, incluso, décadas; hay otras que, en lo que dura apenas un lustro, experimentan situaciones de lo más intensas. Y lo cierto es que el caso de
Sum 41 , protagonistas de esta reseña, ha sido uno de los más extremos. El grupo está de vuelta, después de 5 años sin haber publicado ni un solo tema, con la salida de Steve Jocz de la banda, y con el regreso de Dave Baksh como guitarra solista. Pero, sobre todo: con el regreso de Deryck Whibley. Sí, regreso, porque lo que le sucedió al frontman del grupo hace apenas dos años, fue poco menos que un regreso de entre los muertos. Su fallo sistémico debido al alcoholismo le puso contra las cuerdas, y producto de aquella experiencia –que a punto estuvo de llevárselo para siempre-, tenemos hoy este nuevo trabajo discográfico y esta nueva encarnación de
Sum 41 , por absurdo que pueda sonar dicho de este modo. Pero es que, si te paras a pensarlo, es un auténtico milagro que
Sum 41 estén hoy aquí presentándonos un nuevo trabajo.
Y la verdad es que, sea por las circunstancias que sea, uno se acaba dando cuenta de que todos, o casi todos los discos del grupo, han sido, siempre, una perfecta radiografía de la situación personal de Whibley. Así, si “Screaming Bloody Murder” se mostraba caótico, furioso, desorientado y pasado de vueltas en muchos aspectos –algo que se correspondía con la realidad personal del frontman-, “13 Voices” se muestra bien enfocado, bien perfilado, con un nivel de inspiración bastante destacable, y ciertamente contundente. Decidido. Como decidido estuvo Deryck a sobreponerse y sobrevivir a una situación tan crítica como la suya. Así, en cuanto al apartado sonoro, este álbum vendría a ser hijo de “Chuck”, “Does This Look Infected” y el propio “Screaming Bloody Murder”; es decir, un ejercicio bastante equilibrado musicalmente, aunque nada novedoso. Ojo, ¿es esto algo negativo? Bueno, a tenor de las circunstancias, de sus dos discos anteriores y de la capacidad que la banda ha tenido para reponerse a sí mismos, no. No es nada malo, sino más bien todo lo contrario. Es un buen síntoma. Un paso más para recuperar lo que casi se les escapa de las manos.
De este modo, temas como “A Murder Of Crows”, que abre el disco, ya nos da una buena idea de por dónde van a ir los tiros. “13 Voices” es tan duro como lo fue “Screaming Bloody Murder”, pero no se pierde en transiciones y secciones indecisas; no divaga. Este disco se define y toma direcciones muy concretas. Algunas son descaradamente orientadas a volver a ocupar un puesto entre los singles más escuchados en las emisoras de radio, como “War”; otras, como el tema que da título al disco, son previsibles al 100%, por el tipo de estructura, tono general de la canción y tipo de melodías empleadas –de hecho, nos recuerda a temas como “Jesica Kill” o “Holy Image Of Lies”-; y otras, como “God Saves US All” nos han recordado a bandas como
Bring Me The Horizon en su último disco, o, incluso,
Linkin Park; mientras “Goddamn I’m Dead Again” es un ejercicio de metal heavilongo de manual. Curioso, ¿no?
Así, a resultas de todo lo comentado, nos encontramos con un álbum que, ciertamente, nos ha sorprendido para bien. Como decíamos, la banda ha sabido reconstruirse y crear un álbum que se acerca mucho al nivel de sus discos más celebrados. Lejos del susto que nos dieron con “War”, “13 Voices” acaba siendo un disco de rock con contundencia y empaque. Quizá no acaba siendo recordado del modo en que hoy recordamos “Chuck” o “Does This Look Infected”, pero sin duda, tampoco será tan criticado como lo fueron “Underclass Hero” y “Screaming Bloody Murder”.