Cuando uno podría llegar a pensar que un músico no puede llegar a sorprenderle, va y le pega con la sorpresa en los morros. El caso de
Frank Iero –más conocido por haber sido guitarrista de los desaparecidos
My Chemical Romance , y por haber emprendido una carrera en solitario con “Stomachaches” en 2014-, es uno de ellos. En octubre de 2016 publicaba su segundo trabajo en solitario, esta vez como
Frank Iero and the Patience, en lugar de
Frank Iero and the Cellabration. Titulado “
Parachutes ”, el álbum parece ofrecer cualquier cosa excepto eso: un paracaídas. Si alguien llegó a pensar que Iero no podía darle una vuelta de tuerca más al sonido que había obtenido en su anterior disco en solitario, estaba totalmente equivocado, porque lo que nos ofrece en “
Parachutes ” es eso, una vuelta de tuerca más, totalmente desatada, histriónica e impregnada de feeling por todos lados.
De este modo, si el disco anterior se antojaba como una liberación con respecto a lo que Frank había podido hacer en
My Chemical Romance , “
Parachutes ” se antoja como una liberación personal. Algo más real, si se quiere. Una vez rota la frontera del estilo con respecto a su anterior banda, Iero parece haberse centrado más en dejar salir sus propios sentimientos, proporcionando una colección de canciones todavía más impactantes, que alcanzan cotas más melódicas y más desgarradas que en su anterior LP. Curiosamente, en algunos momentos, como en “Remedy”, por poner un ejemplo, Iero nos evoca el sonido de
My Chemical Romance , pero bajo un filtro muy personal, algo que se extiende a otros temas del disco, que se ven influenciados por un abanico de estilos y bandas más amplio de lo que pueda parecer en una primera escucha superficial. En este sentido, además de
My Chemical Romance en algunos momentos muy concretos –fíjate en el estribillo de “Oceans”-, es muy posible que durante el álbum se nos vengan a la mente géneros como el grunge, y más concretamente bandas como
Nirvana , algo que ocurre de un modo muy específico en el primer corte del LP –entre otros-, un tema titulado “I’ll Let You Down”. Paradójicamente, hay otros momentos en los que Frank suena muy parecido a como suena Rivers Cuomo, de
Weezer , como ocurre en la ya mencionada “Remedy” y en otros, no es de extrañar que bandas como
Black Flag o Minor Threat se te vengan a la mente cuando Frank se vuelve más pesado, contundente y distorsionado. Pero, sobre todo, sorprende la facilidad con la que los estribillos se desatan con total fiereza cuando menos te lo esperas, al tiempo que guarda momentos de quietud como “Miss Me”, una canción que llega como un remanso después de la locura desatada por “Dear Percocet, I Don’t Think We Should See Each Other”.
La principal conclusión a la que llegas tras dar unas cuantas escuchas a “
Parachutes ” es que
Frank Iero parece haber sido todavía más directo que en su anterior disco. Crudeza e inmediatez se revelan casi como las únicas indicaciones de una hoja de ruta que suena, sin ningún lugar a duda, a catarsis personal. La música hecha terapia como canal para liberarse, sea cual sea el motivo o el hecho que desencadene las canciones –que no tiene por qué ser nada especialmente trágico-. La música, en definitiva, utilizada como casi siempre ha venido siendo utilizada desde el principio de los tiempos: como vehículo de expresión y transmisión.