Lo de
The Bombpops quizá haya sido una cuestión de paciencia, pero sin duda ha debido de ser también de talento, por supuesto, porque después de haberse pasado unos 10 años sobreviviendo de modo independiente en la escena local del sur de California, y tras la publicación de algún que otro EP, la banda publica su primer LP, y lo hace a lo grande, de la mano de Fat Wreck Chords. Ahí es nada. Si lo piensas un poco, es algo extraño; algo a lo que, quizá, no estamos muy acostumbrados por estos lares. No es algo que suceda todos los días. Hay que pensar que en diez años hay tiempo más que suficiente como para quemarse o llegar a pensar que, quizá, la cosa debe quedar en un hobby –algo de lo más respetable, por otro lado, porque, de lo contrario, qué sería de las escenas locales-. Pero no deja de ser impactante saber que una banda de este tipo ha sido capaz de sobrevivir todo este tiempo en el underground, para poder debutar a lo grande diez años después de su nacimiento. Así, The Bompops se han pasado todo este tiempo currando, dando conciertos, publicando algunos temas y, sobre todo, componiendo más y más canciones, como si fuesen conscientes de que su plan era algo pensado a largo plazo.
De este modo, y en pleno 2017, el grupo publica su primer disco de larga duración, un álbum titulado “Fear Of Missing Out” que nos ofrece una colección de doce temas de punkrock que se mueve entre el punkrock melódico de los años 90, y el punkpop más pegadizo. Dicho de otro modo, este disco va a gustarte si eres fan de bandas como
NOFX ,
Lagwagon ,
Ramones , etc… pero también te va a gustar si te gustan bandas como
Teenage Bottlerocket ,
The Dollyrots , Bad Cop/Bad Cop o
The Lillingtons , entre otros. Y permítenos que te demos un consejo: no te dejes engañar por la apariencia de sus dos vocalistas. Porque bajo esa capa de coquetería, se esconden dos chicas con mucha garra. Así, son tan capaces de ofrecer temas bien cargados de melodía -véase “Capable Of Lies”-, como de desterrajar canciones como “I Can’t” o “Brake Lights”, donde dejan caer su lado más agresivo, que, sin duda, proviene de la herencia que les ha dejado, también, el hardcore.
Hay un aspecto que nos gustaría recalcar, y es que en “Be Sweet”, uno de los mejores temas del disco -y que la banda utilizó como adelanto del mismo antes de su lanzamiento-, el encargado de escribir la letra no fue otro que Brandon Carlisle, batería original de
Teenage Bottlerocket , que fallecía en noviembre de 2015. Un hecho que demuestra que las bandas californianas, al menos a este nivel, comparten mucho más de lo que nos imaginamos.
En definitiva, estamos ante un debut que supone una buena carta de presentación para una banda que acaba de fichar por Fat Wreck. Es cierto que, en algún que otro momento, el álbum suena algo inconexo. Y es que, en los doce temas que contiene el disco, el grupo consigue introducir influencias bastante diversas. Algo que, por un lado, resulta curioso -porque rompe con cualquier idea que pudieras tener acerca de ellos-, pero que, por otro, hace peligrar, como decíamos, la consistencia del conjunto. Dicho de otro modo: aunque están cerca de sonar parecido a bandas como
Teenage Bottlerocket , éste disco carece de la contundencia y cohesión de álbumes como “Warning Device”, por poner un ejemplo evidente.
Así que, y aunque este disco es un primer paso firme y con personalidad para ir abriéndose camino ante un público más amplio, no nos cabe duda de que la banda aún es capaz de dar mucho más de sí, y que en el futuro van a ser capaces, también, de perfilar un sonido mucho más redondo en próximas entregas.