La verdad es que
The Real McKenzies , después de la publicación de “Westwinds” y “Rats in The Burlap” lo tenían complicado. Sus dos últimos discos fueron bastante buenos, especialmente “Westwinds”, y ya se sabe que cuando una banda viene de hacer un buen trabajo, lo complicado suele ser mantener el nivel alcanzado. Así, y si bien el grupo fue capaz de mantener el nivel, más o menos, en “Rats In The Burlap”, “Two Devils Will Talk”, que es como se titula este nuevo trabajo, flaquea de un modo mucho más notable, y palidece de un modo muy evidente ante, especialmente, la entrega de 2012.
Y es curioso, porque, aunque el álbum comienza con una prometedora “Due West”, va perdiendo fuelle según van avanzando los distintos temas, destacando tan sólo algunas partes en las que la banda desarrolla sus típicas armonías. El conjunto, sin embargo, acaba sonando descafeinado en general. La banda parece tomar una velocidad crucero constante en base al ‘tupa-tupa’, pero constante de verdad, sin apenas variar los tempos, y ya no se baja en todo el LP. En otros discos, los McKenzies eran capaz de ofrecer una paleta bastante más rica, ya no tanto en la cuestión rítmica, sino con respecto a la construcción de melodías, con joyas que pasaron, de un modo inmediato, a formar parte del catálogo más clásico del grupo. Sin embargo, en “Two Devils Will Talk”, el grupo parece haber ofrecido una entrega para cumplir contrato y rellenar currículum. Esto, en un grupo que acostumbra a entregar algún que otro himno en sus discos, supone un cierto nivel de decepción para el oyente. Y nos duele admitirlo, porque somos fans del género y de la banda en cuestión. Pero en el momento en que el grupo, en “Float”, establece el ritmo base, y lo mantiene a lo largo de cuatro canciones seguidas, a excepción de “One Man Voyage”, la cosa aburre. Hay un bloque central de canciones que suenan faltas de inspiración, y muy parecidas las unas a las otras.
Por suerte, el grupo parece recuperar algo de empaque en algún que otro tema como “Pedals” o “Drunkards Lament”. Y no porque sean especialmente destacables, sino porque rompen la dinámica de las anteriores, pero sin echar demasiados cohetes, dicho sea de paso. Y curiosamente, uno de los temas que más destacan es “Fuck
The Real McKenzies ”, una canción que recupera de un modo evidente el tono folkie y celta que tanto caracteriza al grupo, un tono que parece más diluido en este disco en términos generales. El resto, como ya hemos dicho, suena demasiado monótono y soso. No nos ha despertado esa sensación que suelen despertarnos los buenos discos de punkrock celta. Y que una banda de este tipo te deje indiferente es un problema, cuando su fuerte es, precisamente, todo lo contrario.