Cada vez que nos enteramos de que
Danko Jones va a publicar un nuevo disco, siempre se nos escapa un ‘¡bien, ya era hora!’. Aunque, generalmente, cuando te paras a pensarlo bien, y se te pasa el ansia del momento, recibes la noticia con algo más de calma. La primera reacción viene porque, sencillamente,
Danko Jones es uno de los artistas que mejor se desenvuelven en el rock y uno de los que mejor lo hacen, pero la reacción más calmada te sobreviene cuando te das cuenta de que, bueno, lleva ya unos cuantos años haciendo exactamente lo mismo. Y, como hemos dicho en el caso de otras bandas en otras ocasiones, aunque eso no es algo estrictamente negativo, acaba amortiguando un poco esa sensación de anticipación que te asalta en los primeros instantes porque, básicamente, ya sabes de antemano lo que vas a encontrarte.
Pero esto no es problema para que podamos disfrutar de una nueva entrega del trío canadiense, porque, como decíamos, Danko es uno de los artistas que siguen 100% fieles a ese tipo de hard-rock de carretera, a caballo entre el rock más clásico, el punkrock y el metal, con ese tipo de sonido acanallado, áspero, pero siempre melódico, sin caer en ningún momento en el lado más cursi que a veces experimenta este tipo de sonido, sino más bien todo lo contrario. Por otro lado, sí que hay algo que nos ha sonado ligeramente distinto a otras entregas, y se trata del modo en que han afrontado la producción del disco, que, en esta ocasión, suena notablemente más cruda y áspera que en entregas anteriores. Y no es que
Danko Jones se caracterice por haber publicado producciones muy pulidas anteriormente, pero hay algo en “Wild Cat” que suena más rudo que otros álbumes, que te deja con la sensación de casi estar escuchando a la banda en directo. En cuanto a la temática del disco, la banda redunda en los mismos temas que han tratado con anterioridad, y que son todo un clásico en este tipo de bandas: amor, desamor, fascinación por las mujeres, sexo y mucha velocidad, algo que encaja sobre un tipo de sonido que, como viene siendo habitual, hunde sus raíces en bandas como AC/DC,
Motörhead o Thin Lizzy. Mención especial merece la sección rítmica del grupo, porque ésta es una de esas bandas que hacen del concepto ‘power trío’ una idea contundente y potente. Igual que ocurre con otros tríos en el rock, a veces resulta alucinante pensar que estas canciones se sostienen, únicamente, en una batería, una guitarra, una voz y un bajo. Y bajo este enfoque, ya se sabe, como la sección rítmica no tenga pegada, no hay dónde sostener la propuesta. Y en este caso, el 90% de la contundencia del grupo viene dada por la batería y el bajo, sin duda.
Danko Jones , en este aspecto, es una banda de hueso gordo.
En definitiva, estamos ante una nueva entrega que, aunque se trata de un álbum 100% continuista, resulta gratificante. Siempre es buena idea recuperar la mala baba y la crudeza del rock de estas características, regocijarse en el octanaje y la velocidad de la propuesta de
Danko Jones , para recordarnos que el rock tiene una forma mucho más definida y concreta que el tipo de pastiches que, en ocasiones, la radioformula pueda pretender hacernos tragar.