Desde luego, en los últimos años, los amantes del emo de verdad, deben estar sintiéndose afortunados, porque se ha producido un tímido pero efectivo revival del género, que parece estar siendo encabezado por bandas como Sorority Noise , un grupo que ha estado acaparando las miradas de todos aquellos seguidores del género, especialmente por dos motivos: porque han capturado parte de la esencia musical de aquellos años, aunque filtrada por un tamiz que incorpora elementos más actuales, pero, sobre todo, por el tipo de letras que desarrolla la banda. Un conjunto lírico intenso, de marcado carácter emocional, que ahonda en la miseria si es preciso, que habla de problemas mentales, y de todo aquello que, en resumidas cuentas y no por no hablar de ello a menudo, está presente en la condición humana.

Y lo cierto es que, si escuchas y/o lees esas letras o algunos de sus pasajes con atención y ánimo de reflexión, el proceso puede resultar francamente complicado. Reflexionar sobre la muerte o la pérdida de seres queridos es algo difícil, más de lo que puede parecer. Pensar acerca de cómo deben sentirse aquellos que se suicidan, también lo es. Sorority Noise consiguen que interiorices sus propios pensamientos, y no en un sentido negativo, sino en el sentido de tratar de ser empáticos y reflexionar para comprender. Es duro, o puede serlo, pero también puede ser muy sensibilizante y, sobre todo, enriquecedor, porque por mucho que a veces ignoremos o se nos oculten ciertas realidades, éstas no desaparecen.

Musicalmente, como decíamos, la banda ancla sus raíces más importantes en el emo-rock de los 90, pero incorpora aspectos que pueden recordarte al indie estadounidense y al rock de bandas como, por ejemplo, Balance and Composure o Modern Baseball. Con ello elaboran un cóctel que te va transportando por diferentes intensidades y momentos. En este sentido, “You’re Not As__ As You Think” es un álbum dinámico, que juega con las partes menos recargadas, o las que se despliegan sin reparos, para ir moviéndote emocionalmente. Es cierto que en Sorority Noise no encontramos ese elemento más desatado que se puede encontrar en el screamo, y que contribuye a acrecentar los momentos más catárticos, pero también es verdad que no les hace demasiada falta. Aquí, el exorcismo de demonios personales viene más del lado de las letras y la música, que no de dejarse las cuerdas vocales en el intento. “No Halo”, por ejemplo, que es el tema que abre el disco, cuenta la historia real de haber perdido a un amigo mientras se estaba de gira. Volver a tu lugar de origen, ir a visitar a ese colega de toda la vida, y toparte con una realidad tan cruda como el averiguar que lleva un año muerto. Crudo, pero real. Así es la vida, y así son los mandobles que reparte.

Mike Sapone, por otro lado, ha sido el encargado de la producción del disco. Y se nota, porque si estás familiarizado con el sonido de bandas como, por ejemplo, Brand New , vas a percibir que la firma Sapone está presente. Guitarras que explotan y se hacen inmensas en los estribillos, y ese juego del que hablábamos anteriormente: el saber manejar el dinamismo dentro de las canciones, el saber cómo manejar las intensidades para acentuar y favorecer el significado original de un tema. Eso, que depende de la banda, sin duda ha sido facilitado por la producción, y el resultado es indiscutible.

Y si tuviésemos que hablar de una nueva oleada emo, no nos cabe tampoco duda de que éste álbum podría convertirse en uno de los discos punteros y a tener en cuenta. Es un disco complejo, con momentos verdaderamente intensos, pero es un LP inteligente, no trata de regocijarse en la miseria, sino que la cuenta tal cual sucede. Expone, y eso es algo brillante. Esa capacidad narrativa que tanto nos gusta y que tan pocas bandas son capaces de moldear casi a la perfección.