Siempre que un grupo trata de hacer un disco que se hace eco de algún tipo de movimiento icónico, sabe que se expone al corte fino y traicionero que produce un cuchillo con doble filo. Porque si bien ofrecer un disco revisionista (del género que sea), puede resultar en una agradable sorpresa, que suele venir aderezada con una importante dosis de nostalgia, ese mismo hecho puede tumbar el proyecto por falta de proximidad o inexactitud con el sonido que pretende emular. Ejemplos de ambos casos conocemos a puñado; la clave aquí está en acabar por observar en qué lado se ubica el esperado disco de debut de estas cuatro chicas llamadas
The Big Moon , algo que sólo lograremos descifrar a golpe de escucha.
Y lo cierto es que “Love in the 4th Dimension” tiene todas las papeletas para convertirse en un buen disco, al margen de reminiscencias, referencias e influencias que uno pueda descifrar tras su escucha. Porque este álbum goza de dos aspectos positivos: por un lado, el impacto evidente que el indie rock y el grunge –aunque más el primero que el segundo- han tenido sobre estas chicas a la hora de escribirlo; y por otro, la habilidad que han mostrado para ser capaces de imprimirle una impronta personal y actual, algo que termine por convencer a los anti-revival. No obstante, y más allá de todo eso, es muy evidente que la banda ha capturado el espíritu de esa escena concreta de los años 90, en la que bandas como
Elastica se empapaban del brit-pop, el rock y el grunge para desarrollar su magnífico primer disco. Y es algo que se plasma en temas como “Sucker” o “Pull The Other One”, entre otras.
Por otro lado, y aunque vinculado al tipo de sonido del que beben, es muy gratificante escuchar a una chica cantar en una tonalidad que se salga de lo habitual. Que no imite a las vocalistas indies actuales, ni a las herederas de Hayley Williams, ni que tampoco suene a una copia de lo que ya hicieran otras. En su lugar, Juliette Jackson ofrece matices muy personales, que nos recuerda, a veces, a Julie Delpy en su primer y único disco.
Así, y según declaraciones del propio grupo, han estado rodando este conjunto de temas durante algo más de dos años. Algo que se nota en el modo en que las canciones progresan y se van desplegando o replegando según el momento. Es el típico caso de primer disco bien trabajado por haber sido escrito al margen de cualquier fecha límite o presión discográfica. En él se recoge todo el encanto que la banda puede ofrecernos, plasmado a través de una producción simple y austera, pero limpia. El mejor enfoque que podrían haber elegido para presentarse en sociedad, aunque, para ser totalmente sinceros, nos hubiese encantado algo más de suciedad en el sonido, algo que sonase más directo. Pero está bien así.
En definitiva, estamos ante un primer álbum de un cuarteto de chicas que promete colarse en las listas de lo mejor del año y del género. No os extrañe que vayáis a verlas algún día en carteles como el del Primavera, Readin, Leeds o Benicàssim. Encajan a la perfección, pero, sobre todo, nos da en la nariz que con “Love in the 4th Dimension” han hecho méritos para ello.