Paramore son una de las bandas que, en los últimos años, más rápido han pasado de estar en lo más alto, a descender vertiginosamente a los infiernos. Aterrizaron en el mainstream de un modo atronador a nivel mundial con “Riot!”, su segundo disco de estudio, después de haber logrado captar la atención de un montón de miradas en 2005 con “All We Know Is Falling”, su primer álbum. Aquél segundo LP fue sucedido por “
Brand New Eyes”, un LP que, si bien mantenía la esencia más básica de su propuesta musical, ya empezaba a apuntar intenciones que se materializarían, cuatro años más tarde, en un disco que polarizó radicalmente a sus seguidores, y que fue el comienzo del declive interno del grupo. “
Paramore ” supuso un giro sustancial que se empezaba a alejar mucho de sus primeros tres álbumes. En el proceso, la formación perdió a los hermanos Farro y, como decíamos, dejó a buen parte de sus fans en un estado de confusión tremendo, al tiempo que se abrían las puertas a otro tipo de público.
Sin embargo, aquello, visto ahora con perspectiva, no fue más que la punta del iceberg. Por un lado, fue el inicio del desmoronamiento total de la banda, ya que un par de años después, Jeremy Davis anunció su salida del grupo, y no de un modo muy amistoso. Así las cosas, el por entonces dúo decidió recluirse hasta principios de 2016, momento en el que anunciaron que habían comenzado a trabajar en su próximo disco al que, a la postre, acabaría uniéndose de nuevo Zach Farro. La banda, no obstante, ya dio a entender que el proceso iba a ser distinto, y que, sobre todo el resultado, iba a reflejar esas diferencias. Y no mintieron.
“After Laughter” es el renacer de
Paramore , aunque no en el sentido en el que, quizá, muchos esperen. Es una mutación. Como la oruga que se encierra en un capullo de seda, para salir de él convertida en mariposa. Es el mismo animal, pero es diferente. Y, de algún modo, es la mejor forma que, parece, han encontrado para sobrevivir como grupo. Saben que en el camino van a dejar a mucha gente atrás. Si “
Paramore ” ya supuso una verdadera espantada para algunos fans, “After Laughter” puede llegar a ser todavía peor –aunque pueden captar a muchos otros-. Ahora bien, una vez entendido el periplo, la intención y, sobre todo, sabiendo que el grupo no se oculta y no busca excusas, el disco resultante tiene su propia entidad. Dejando de un lado los dos singles que sirvieron de adelanto, en este álbum hay momentos muy resultones. Estamos, básicamente, ante una nueva banda, y como tal hay que intentar valorarla. Bebiendo de fuentes muy actuales, como el indie-rock de influencias electrónicas, el grupo plasma en temas como “Grudges” o “Caught In The Middle” ecos a los 80, y a artistas que copan hoy ese tipo de listas (véase CHVRCHES). Lo sorprendente es que
Paramore han incorporado bastante menos electrónica de la que temas como “Told You So” pudieran sugerir en un primer momento, y el disco se muestra bastante más divertido de lo que hubiésemos esperado. Mientras, Hayley Williams ha logrado ampliar su abanico de matices, algo que se agradece de verdad, y que va mucho más allá de cómo sonaba en sus primeros álbumes, aunque se ha dulcificado muchísimo, dicho sea de paso. No obstante, también hay muchos momentos que suenan –y huelen- indiscutiblemente, a un intento muy forzado por querer colarse en las listas de éxitos y tendencias actuales. La suerte es que lo resuelven con cierta gracia, y el esfuerzo les acaba quedando curioso.
Quizá, al final, todo haya sido una cuestión de renovarse o morir en el intento. Porque es posible que se hayan dado cuenta de que, tal y como reza el título del álbum, después de todas las risas –y probablemente llantos-, había que hacer algo para no acabar arrinconados por un tipo de sonido en el que, quizá sin darse cuenta, se sentían encerrados. De lo que no nos cabe duda es de que, si algo han hecho en este LP, es salirse totalmente de su zona de confort. Porque producir un álbum que no suena ni remotamente parecido a nada de lo que has hecho anteriormente es una maniobra, como poco, arriesgada.