Un día escuché una frase en una serie: la nostalgia no sirve de nada. Gustos personales aparte, es conveniente partir de esta idea (que tanto nos controla a veces) para valorar el debut en largo de
Creeper , una banda de punkrock que, a base de EPs y giras con bandas de la fama de
Pierce the Veil , se ha ganado bastante popularidad entre la comunidad punk estatal. “Eternity, In Your Arms” tiene el mérito de incluir novedades respecto a los tres anteriores EPs. Misterio, teatralidad y nostalgia son las tres patas de los de Southampton, que “debutan” con ambición y, sí, con un buen disco que no debería pasar inadvertido. Extravagancia también es una palabra que ha gustado mucho en la promoción del disco y que ha teñido las declaraciones de su cantante, llegando a mentir sobre ser hermano de su teclista, o provocando el colapso en un hotel de su ciudad natal a razón de la canción “Room 309”. Como veis,
Creeper llegan con ganas de partir la pana tirando de polémicas y estética, sí, que te retrotrae a experiencias pasadas. Desde Misfits a los White Stripes. Pero la verdad es que son tonterías ante un disco que tiene sus propias armas. Lo bueno y lo malo está ahí, la verdad es insondable, y si dices que sacas un disco punk, reseñaremos un disco punk sin compararlo con otras bandas, por mucho que las referencias en muchas otras partes estén ahí.
Así, “Eternity, In Your Arms” es un disco estéticamente oscuro, que debe mucho a la voz de Will Gould, aunque no tanto por la materia prima, ya que, al fin y al cabo, lo que hacen es punk rock apañado y de manual. Rápido, bien distribuido en sus vertientes y con una libertad melódica que deja patente el poder de los estribillos. Lo que sí ofrece Gould es un recorrido vocal muy original, atrevido. Hace que te preguntes cómo se le ha ocurrido todo eso. Igual te sorprende con una parte a toda pastilla, como te corta en seco con una pausa, para llevarte a un registro más épico y grandilocuente, volviendo a meterle caña poco después. Cuando la parte instrumental acelera, Gould acostumbra a bajar su tempo, y viceversa. Es un recurso que mantiene en casi todo el disco, y da un sello que muy pronto te hace olvidar la nostalgia y demás excusas -abusivas ya hoy en día, hay que decirlo claro-. A lo mejor, simplemente es el efecto novedad en comparación con los anteriores EPs, más puristas, pero la cuestión es que quieres seguir adentrándote en el disco. “Eternity, In Your Arms” es un álbum con pedigrí, decimos estéticamente oscuro porque las letras están lejos de hablar de problemas de sangre, deudas o Derechos Humanos. Ahí es donde difícilmente se puede destacar nada. Tenemos tiros a la diana, eso sí, como el estribillo de “Crickets”, capaz de hacer daño y subir la temperatura a la vez, a cargo de la teclista Hannah Greenwood en la voz. Quizás para ser una banda oscura de verdad has de haber pasado problemas de verdad, pero como no conocemos a estos chavales, nos limitaremos a comentar que el disco da para algo más que hablar sobre la ruptura amorosa.
Pero claro, es complicado pararse en las letras cuando canciones de las que te hacen preguntarte cómo no se ha escrito esa melodía antes echan a rodar –véase “Darling”-. Colocada casi al final, ayuda mucho a que un disco de veintipico minutos dé cobijo a nada más y nada menos que a tres baladas. Tiene mucho mérito que un disco tan corto dé tanto y, al mismo tiempo, tenga un cierre redondo, por mucho que hacerlo con una canción lenta sea un recurso muy manido. “Eternity in Your Arms” es un LP original en su parte vocal, respetuoso con las reglas del juego del género escogido y, sí, oscuro en estética. Es muy sencillo en algunas cosas, pero está muy cerca de ser pretencioso en otras, y de momento el cemento de la banda ha funcionado francamente bien. No está mal para ser un debut. Ahora bien, que se dejen de tonterías nostálgicas, y que se centren en escribir letras más incómodas en lugar de crear polémicas gratuitas, porque
Creeper han demostrado que son una banda que puede dar muchas alegrías.