Con motivo del 30 aniversario de “The Joshua Tree”, la banda ha decidido llevar a cabo una reedición masiva del disco, en distintos formatos y packs, que viene a rendir tributo al disco que, de forma definitiva, les lanzó al estrellato a nivel mundial. En nuestro caso, vamos a hacernos eco de la edición en doble CD, que incluye el disco original y un directo en el Madison Square Garden, de septiembre de 1987. Es posible que seas de los que tengas una opinión no muy positiva acerca de
U2 hoy en día, quizá seas de los que cuestione su evolución a lo largo de los años, pero lo que es innegable es que este disco supuso un hito en su carrera y, por qué no decirlo, un hito en el panorama del rock internacional. Fue uno de esos álbumes que sentó las bases de un nuevo estándar, por así decirlo –al menos, en la vertiente más mainstream-. Un nuevo modo de concebir el rock y, sobre todo, de proyectarlo hacia el público. No estamos hablando exclusivamente del sonido, que también, sino de cómo la banda contribuyó, y de qué modo, a crear eso que se ha venido a llamar rock de estadio. La prueba de su tremenda influencia está en la cantidad de bandas que inspiraron en décadas posteriores, grupos que, aún a día de hoy, llevan en su ADN la épica de
U2 , de este disco, y de sus presentaciones en concierto –como puede observarse en el disco en directo que acompaña a esta reedición que tenemos entre manos-.
Producido por Brian Eno y Daniel Lanois, el disco supuso un paso adelante muy importante en el sonido de la banda. Y el caso es que el grupo ya había dado algunas pinceladas de sus intenciones en discos como “War” o “The Unforgettable Fire, y especialmente en temas como “Pride”, por ejemplo. Pero “The Joshua Tree” fue un salto descomunal hacia esa dirección, hacia la creación de atmósferas propias. La triada, la célebre triada, con la que la banda abre el LP es, sencillamente, descomunal. Quizá los tres mejores temas de su carrera, por típico que pueda sonar, y con el permiso de tantas y tantas canciones que han ido publicando a lo largo de los años. Pero la cuestión es que “Where The Streets Have No Name”, “I Still Haven’t Found What I’m Looking For” y “With Or Without You” son el culmen de la inspiración, sin menospreciar otros temas como “In God’s Country”, “Trip Through Your Wires” o “Mothers Of The Disappeared”, por ejemplo. Pero la cuestión es que esas tres canciones suponen uno de esos momentos mágicos en la historia de la música que tantas veces, otras bandas, han intentado imitar. Son absolutamente brillantes, y en muy pocas ocasiones la banda volvió a acercarse a un nivel tan sobresaliente en cuanto a composición. Esos tres temas son los encargados de establecer el marco sonoro del resto del álbum, un disco que, en cuanto a temática, habla sobre América, como continente, en un tono que suena moderno pero clásico al mismo tiempo. Una nota agridulce sobre las situaciones que se han dado en las naciones que alberga a lo largo de las décadas, una exposición de inquietudes e inseguridades, pero tratado de tal forma, que lo metafórico de sus letras es aplicable a cualquiera que pueda sentirse identificado con ellas.
Por todo ello, y por la retahíla de detalles que plagan los once cortes que componen el álbum, “The Joshua Tree” es, probablemente, el disco que mejor representa a
U2. Quizá su mejor trabajo. Es la fotografía perfecta de una banda que estaba subida a la cresta de su ola particular. Es un disco en el que el grupo tomó una serie de decisiones que les llevaron a refinar su sonido de un modo notable. Es el álbum que les situó en el olimpo de las bandas más grandes del planeta, y que, como decíamos al inicio de la reseña, sentó las bases de una serie de conceptos y estándares que acabarían extendiéndose por todo el panorama del rock más moderno. Conceptos que, aún a día de hoy, vemos replicados en infinidad de bandas y diseños escenográficos de festivales. Todo un hito, sin lugar a dudas.