Cuando
Teenage Bottlerocket anunciaron que iban a lanzar un disco exclusivamente de versiones, pensamos que, quizá, no era la mejor de las ideas; máxime en el seno de un grupo que ha demostrado ser capaz de ofrecer discos propios de una calidad moderada con cierta regularidad –algo harto complicado-. Pero una vez recibimos el álbum, e hicimos un repaso a la historia reciente del grupo, todo encajó perfectamente. Recordemos que la banda perdió a su batería, Brandon Carlisle, en noviembre de 2015, así que, quizá lo mejor para re-engranar el grupo tras una pérdida como esa, y s respectivo parón, era ponerse a punto después de tomarse un respiro y trabajar de un modo más o menos relajado en un disco que no implicase demasiado estrés a la hora de ofrecer nuevo material.
¿Qué ocurre? Pues que, en realidad –y por fortuna-, este álbum de versiones suena como si fuese un álbum propio del grupo –presta atención, por ejemplo, a “The Way I Know”-. Es alucinante la capacidad que muestra la banda para llevarse a su terreno temas tan dispares, y que acaben sonando como lo harían si los hubiesen compuesto ellos (aunque hay alguna excepción, por las propias características de la canción en cuestión). Sin duda, como decíamos, una entrega de este calibre sirve para volver a poner en marcha la maquinaria sin la presión de tener que componer nuevos temas, y contribuye a que el grupo se ponga a trabajar en una primera toma de contacto que da como resultado un disco sin demasiadas complicaciones. Además, el mero hecho de repensar temas ajenos, para arreglarlos de modo que suenen a lo que la banda hace por motu propio, es un ejercicio muy interesante. Es un modo de analizar otras formas de hacer música, algo con lo que, a buen seguro, habrán aprendido durante el proceso.
En este sentido, el álbum ofrece una colección de temas muy diversos, y, aun no llegando al nivel de entregas como “Warning Device” -como es lógico, por otra parte-, sí que nos ofrece un LP con el que, como decíamos, por un lado, volver a reengancharnos al grupo y, por otro, tener la posibilidad de escuchar estos temas bajo un enfoque notablemente distinto al que le dieron sus autores originales. También es cierto, y esto hay que tenerlo muy en cuenta, que es el disco que les sirve como regreso al sello Fat Wreck, así que, quizá, se hayan visto obligados a no publicar material original al abandonar su antiguo sello y volver éste, y quizá sea por eso que el primer disco tras regresar a la compañía liderada por Fat Mike haya sido un LP de versiones (ya se sabe que, a veces, en el mundo de las clausulas a la hora de rescindir contratos suceden este tipo de cosas). No obstante, al margen de elucubraciones, cabe mencionar dos aspectos que nos hacen abandonar rápidamente esa idea. Por un lado, el saber que la banda ha estado trabajando en el proyecto desde hace unos diez años, cuando pensaron en la idea por primera vez; y, en segundo lugar, porque han llevado a cabo una selección de temas nada típica. Más bien todo lo contrario, poniendo el foco en bandas muy poco conocidas. Algo que les honra, porque, de algún modo,
Teenage Bottlerocket van a servir como altavoz a esos grupos que, a la postre, son bandas amigas.
Así que, en definitiva, si eres seguidor del grupo, con “Stealing The Covers” vas a disfrutar por partida doble. Por un lado, volver a escucharles siempre es gratificante, pero, por otro, porque vas a tener la oportunidad de descubrir, incluso, a nuevas bandas –siempre y cuando tengas la curiosidad suficiente para hacerlo, claro-. No va a ser el disco de su carrera, pero es una entrega la mar de agradable.