Cuando hoy en día hablamos de post-hardcore, la mayoría de gente piensa en bandas tan dispares como Touché Amoré,
Emarosa , o
Asking Alexandria –entre otras muchas-, y, en general, tenemos tendencia a quedarnos, básicamente, en lo que sucedió a partir del año 2000 –salvo los más expertos en el género-. Y cuidado, no está nada mal, porque en todo ese tiempo han sucedido cosas muy interesantes. Pero es importante ir un poco más allá, y remontarse unos cuantos años atrás para llegar a grupos como
Quicksand. Una banda peculiar, una de las primeras en dar forma al post-hardcore de los 90, que se dice pronto: una tarea ardua, dada la cantidad de influencias que circulaban en aquél momento y a las que, por supuesto, el género no era impermeable. Y si piensas en la escena musical underground y alternativa de aquellos años, te vas a dar cuenta de cómo
Quicksand , con este álbum, consiguió, fundamentalmente, una cosa: crear una suerte de maridaje entre los ecos del grunge, el metal, el hardcore y el post-hardcore de finales de los 80 que habían abanderado grupos como
Fugazi.
El resultado en este álbum es espectacular. De alguna forma, el resultado es una mezcla perfectamente balanceada, y tan bien construida, que “Slip” -que es como se titula este álbum-, se convirtió en uno de los discos de los 90 más influyentes, y no sólo en su género, porque si prestas atención a los 12 temas que componen el álbum, vas a darte cuenta que sus ecos llegan a bandas tan dispares como
Rage Against The Machine ,
Against Me! ,
Refused ,
The Offspring ,
Box Car Racer o los ya mencionados Touché Amoré, por poner algunos ejemplos dispares. “Slip” es un LP de sombra alargada, de una maestría innegable, de una actitud intachable: di lo que tengas que decir bien claro, ahora, o cállate. Y no deja de resultar paradójico que un álbum de esta importancia siga siendo un perfecto desconocido para tantos y tantos amantes del post-hardcore, porque cuando uno hace, de cuando en cuando, un repaso somero por la escena actual o de décadas anteriores, es cuando se da cuenta de la importancia que discos y bandas como la que nos ocupa tienen o han tenido a lo largo de los años.
Estilísticamente vas a toparte con un álbum, como decíamos, perfectamente moldeado. A la contundencia de los riffs de herencia metal, sostenidos por cadencias heredadas del punkrock y texturas tomadas del grunge, se le añaden pinceladas melódicas que ponen el contrapunto a la contundencia que marcan las composiciones.
Quicksand , además, se muestra aquí como un grupo con un excelente sentido del ritmo. La sección rítmica de la banda, en este sentido, es apabullante. Y no por rellenar a diestro y siniestro cada compás, sino más bien por todo lo contrario, por saber manejarse con las canciones como si de un lienzo en blanco se tratase sobre el que ir pintando con mucho tiento, jugando con los espacios en blanco y las zonas más saturadas de pintura. Dicho de otro modo, el grupo juega con la dinámica de los temas de un modo magistral –algo que nos recuerda al modo en que
Nirvana resolvía algunos de sus temas, salvando las distancias-. En este sentido, “Can Opener” es uno de los mejores ejemplos que podemos ofrecerte.
No hay en este disco ni un solo tema de relleno. Es más, el álbum funciona perfectamente como un todo. Es una bestia con entidad propia en el que no sobra absolutamente nada. No estamos hablando de un disco temático, pero los 12 temas que lo componen están secuenciados y estructurados de tal modo, que el LP se muestra realmente vivo y, como decíamos, muy dinámico, algo de lo que adolecen muchas bandas actuales de post-hardcore.
Si aún no has oído hablar de esta banda, y más concretamente de este disco, ya estás tardando demasiado en hacerte con él y empaparte de todo lo que ofrece.