El disco que tenemos ante nosotros supone el verdadero debut en solitario de Liam Gallager. Y decimos que es el verdadero debut porque, aunque en 2009 (después de haber roto con su hermano Noel), intentó llevarse consigo a la –por aquél entonces- formación actual de Oasis bajo el nombre de Beady Eye, no ha sido verdaderamente hasta 2017 que Liam ha dado el salto definitivo como artista en solitario. El resultado de aquella intentona ya lo conocemos: un absoluto desastre comercial –que no artístico, o no del todo, porque los dos discos que publicó la banda eran tan dignos como los trabajos más recientes de Oasis, pero… shhhhhh… que no nos oigan los fans-. Ahora bien, el resultado de este nuevo intento es otra historia. O parece que va a serlo, porque, sinceramente, quizá aún es demasiado pronto para aventurarse a decir si este proyecto es o no un éxito.

Lo que sí es, es un buen álbum, el título del cual, grosso modo, viene a ser una especie de declaración de intenciones, tratando de echar un vistazo hacia atrás para proyectar un reflejo del que él mismo fue cuando Oasis era una de las bandas referentes en el rock mundial. Pero lo que define aquí la calidad del LP no es su título, obviamente, sino los temas que lo componen. De entrada, Liam parte con la ventaja de pintar un lienzo sobre el que la sombra de su hermano no se proyecta ni salpica la percepción que la gente pueda tener sobre el disco en forma de prejuicios (al contrario de lo que ocurrió con Beady Eye); y eso es algo que juega en favor del álbum, porque ofrece momentos que recuerdan, bastante, a lo que Liam hacía hace algunos lustros. Tampoco vamos a llamar a engaños a nadie: “As You Were” no es un disco de Oasis –aunque quizá podría haberlo sido con la participación de su hermano Noel-, ni tampoco es un álbum que suene como esa banda –aunque tenga momentos en los que sí lo haga-. “As You Were” es, pues, el mejor reflejo que Liam haya podido obtener de sí mismo en forma de canciones, probablemente.

Es un álbum que respira las mismas influencias y dejes que mostraba Oasis, especialmente en sus comienzos. Pop-rock, brit-pop y mucho poso Beatle. Y, en cierto modo, Gallagher parece querer conectar con aquellos años para ofrecernos, ahora sí, digamos… su propia versión de toda esa amalgama de elementos. En este sentido, hay guiños muy evidentes al pasado. Tal es así que la balada “For What It’s Worth” es casi una canción gemela de “Don’t Look Back In Anger”, una especie de respuesta o tema-espejo –que no un plagio, ojo- de ésta. “Wall Of Glass” es, por otro lado, el típico tema gamberro, por así decirlo, una canción que nos sitúa en la época de “What’s The Story”, con esos ecos tan pronunciados al pasado, y que parecen querer unificar el sonido de los Beatles con el de los Rolling Stones. Probablemente sea el mejor tema del disco. Pero también hay lugar para temas que suenan algo más evolucionados y progresivos, como es el caso de “When I’m In Need”, que, sin ser de lo mejor del disco, ofrece una vertiente muy interesante, en la que Liam parece desenvolverse con mayor soltura de la que, quizá, hubiera cabido esperar, especialmente de un tipo que, de una forma no muy explícita, siempre pareció aceptar sus límites como compositor.

Estamos, pues, ante un debut que, por todos los motivos que hemos expuesto, suena familiar, aunque también es cierto que se queda un poco a medio gas. Es un estreno como artista en solitario que nos retrotrae a cosas que ya conocemos, al tiempo que mantiene un punto de frescura y novedad, tanto en el enfoque de algunos temas como, sobre todo, en el modo en que se ha afrontado la producción del disco, que puede llegar a sorprender en muchos momentos, pero que tampoco acaba por encajar del todo en otros. La sensación general que deja el disco es la de un sí, pero con algún que otro no, la de poder haber dado mucho más de lo que ofrece, aunque, para ser honestos, no es poca cosa.