Cuentan los canadienses Seaway , que canciones de su segundo LP, “Vacation”, como “Something Wonderful” se gestaron en, apenas, la última semana de grabación. O que, incluso, “Lula on the Beach” surgió en una noche tras una larga jornada de maquetación con Alan Day, de Four Year Strong -principal responsable de la pre-producción del disco-. Así, y una vez escuchado el estribillo de ambas, ya desde las primeres escuchas, estos datos nos confirman que Seaway están en un excelente estado de forma e inspiración, permitiéndoles ingresar en el club de los referentes del género. “Vacation” es un disco fiel a su nombre, y sus atributos se despliegan a gran velocidad ya desde la primera canción, haciéndote pasarlo en grande. Y se nos ocurre que no solo resulta difícil sacar canciones tan divertidas y con ese desparpajo, sino que lo que realmente sorprende es la capacidad que tienen para sumergirte en su estado de ánimo. Pero eso sí, que el austero título no nos lleve a la simplificación de ideas: no se atisba zona de confort en este álbum. La previsible oda a la playa y los días de fiesta con un amor como protagonista esconden una responsable y valiente llamada de atención sobre cómo se nos va la vida trabajando. La letra de “Apartment” es un buen testimonio de ello.

Estos chavales reconocen haber hecho un ‘todo o nada’ con su nuevo disco, y aunque las comparaciones, a veces, perjudican el sentido crítico, no nos importa decir que “Vacation” está muy por encima de su predecesor. Seaway parecen haber encontrado su idiosincrasia, y han barrido toda paja en forma de canción acústica o balada de cuatro minutos para quedarse con lo mejor. Y si esto suena a brocha gorda, basta tener en cuenta que los canadienses apuestan por un pop punk más dulce y luminoso que, por ejemplo, coétaneos como The Wonder Years o Neck Depp (en cuanto a estilo se refiere). Hallado el tono, ya solo queda saltar y agarrar a un colega en los subidones de “Car Seat Magazine”, que también nos regala un breakdown que va a gustar a mucha gente. Después el disco permite, con el buen rollo que impone, que nos tomemos un respiro con canciones que pueden silbarse las 24 horas del, como “Day Player”. Y parece como si la banda ha sabido aprovechar el tirón comercial de la melancolía y la depresión permanente en la que parecemos estar sumidos la generación “millenial”.

Pero donde el LP toca la patata seriamente es en las letras, y todo ello sin necesidad de usar lágrimas de cocodrilo en baladas interminables. En nuestros auriculares, el disco es brisa en los ritmos medios, y una ola cuando suben las revoluciones. Pero las letras son una más agria que dulce manifestación de decepciones y frustraciones volcadas entre las dos partes de una relación amorosa. Seaway , con sencillez, tirando de ironía, melancolía y música, hace de fiel amigo ante las fronteras que nos impone la sociedad o nos imponemos nosotros mismos. Y aparece la ruptura amorosa, referencias a Friends y a Sensación de Vivir, las inalcanzables vidas de la crème de la crème holywoodiense... en definitiva, un anhelo por volver a los 90 o triunfar en Los Angeles, ‘sueños’ exorbitados que han roto más de una pareja -o más de una vida -¿cuántos devolveríamos hoy aventuras vividas por haber seguido con esa compñera de viaje?-. Cantar la historia de una persona que se va a Londres mientras su pareja no puede ir por estar clavado económicamente en Canadá es durísimo. Pero no es, dice “Vacation”, un ataque unilateral. Resulta que los dos personajes han apostado doble o nada. Como la propia banda, insinuando que vuelca aquí sus vicisitudes. Confirmando una sinceridad que, en realidad, no tienen por qué justificar. ¿Quién es el otro personaje en todo esto? Pues por la parte que nos toca, el público. No os va a defraudar.