Tercer disco del trio californiano, que practican el psychobilly, variante del rockabilly influenciada por la oscuridad del punk de los 80. ¿Y que nos encontramos en este disco? Pues un sonido particular, que lo marca el excelente ritmo impuesto por un contrabajo, las florituras guitarreras de su a la vez cantante, que le aportan un sonido al grupo muy variado uniendo al psychobilly tintes de punk, country, y un trasfondo lírico oscuro, un tanto gótico, creando un conjunto variado, heredero también de grupos como los míticos The Clash.
Las canciones se muestran de frenéticas a ritmos lentos pero sin pausa, nunca duras, más bien en un tono meloso, gracias a la voz de Nick 13, que además de la guitarra y la voz, es el compositor y productor.
El disco despriende una aroma a sonido clásico ideal para ser degustado una tarde lluviosa, con tranquilidad. Muy inteligentemente la variedad le confiere un interés que no decae en ningún momento.
Contraindicado para incondicionales del grito doloroso del screamo, el psychobilly de
Tiger Army es un ejercicio bello, bailable y oscuramente melódico. Un notable disco, si cambiamos el chip de riffs saturadores y por un rato, nos unimos a la bonita ligereza de éste disco.