Lo cierto es que, si uno se para a pensarlo, en los últimos años estamos asistiendo al resurgir de algunas de las bandas más míticas de la escena punkrock de los años 90 y 2000. Quién nos lo iba a decir... Cuando grupos como
No Fun At All , que, pongámoslos en perspectiva, no han tenido el impacto de bandas como
NOFX –aunque se encuadren en la misma escena-, anuncian un descanso indefinido, o una separación en toda regla, uno no espera que vayan a regresar de ningún modo. No por nada en especial, sino porque somos conscientes de lo complejo que eso resulta. Sin embargo, y por suerte, parece como si, en ocasiones, los grupos sintiesen la necesidad de volver a reunirse y tocar. Y al margen de cuales puedan ser los motivos que les lleven a reunirse, nosotros celebramos que eso ocurra. Porque, al final, es alucinante que una banda que llevaba sin publicar un disco desde el año 2008, haya decidido arremangarse y volver a meterse en faena para producir “Grit”. Y sí, es cierto que el grupo ha ido dando algún que otro concierto desde su último disco, pero de ahí a enfrascarse en la composición y grabación de un nuevo trabajo discográfico, va un trecho. No obstante, como decimos, lo han hecho. Y a nosotros nos parece estupendo.
Eso sí, ¿cómo suena el resultado? Bueno, ante un regreso discográfico después de 10 años de silencio, a uno le pueden asaltar mil y una dudas. Pero tranquilos, que no cunda el pánico, porque lo verdaderamente alucinante de todo esto es que
No Fun At All han protagonizado un regreso sin complicaciones. Como si el tiempo, para ellos, no hubiese pasado. Pero claro, esto tiene dos lecturas. Por un lado, es reconfortante volver a escucharles hacer lo que mejor saben hacer –lo contrario hubiese sido demasiado chocante-. Pero por el otro, es un disco que bien podríamos haber oído 100 veces antes. Skate-punk, razonablemente rápido y melódico, pero sin nada más que ofrecer. Exactamente lo mismo que hubiesen podido entregar hace 10 años. Claro que, ¿qué cabría esperar de una banda como ésta a estas alturas? Lo único que podríamos ‘exigir’ es algo más de inspiración en los temas. Porque tenemos muy claro que tienen la fórmula perfectamente asimilada y que ésta corre por sus venas; que el punkrock melódico y el tupa-tupa está en su ADN, pero eso lo convierte en algo tan predecible que, sin estribillos memorables ni momentos que resalten, el disco va apagándose conforme pasan las canciones y, sobre todo, lo más preocupante, las escuchas.
“Grit” acaba resultando un disco muy descafeinado, un álbum bastante mediocre. No en un sentido despectivo, sino por ponerlo en perspectiva con el resto de su discografía y de temas más míticos. Es un disco plano, que no ofrece nada, sin presentar ni un solo tema que destaque sobre los demás o que se convierta en un clásico instantáneo. Ni rastro de ese tipo de canciones que esperas escuchar en su próximo concierto para corear a pleno pulmón. En su lugar, tenemos una sucesión de temas demasiado parecidos entre sí, un álbum que carece de dinámica; que pone el piloto automático desde el primer tema hasta el último, y no cambia la tonalidad ni la intención para nada.
Está claro que, probablemente a estas alturas, una banda como
No Fun At All no tenga que demostrar nada a nadie, pero también es cierto que, en ocasiones, si no tienes nada que decir, es mejor no decir nada. Ejemplos de lo contrario, de bandas que siendo fieles a su estilo siguen aportando algo a su carrera, tenemos unas cuantas, siendo
Bad Religion una de las más representativas en su escena. Y sí, aunque son grupos notablemente diferentes, la intención con cada publicación es lo que cuenta.