Si os hemos de ser totalmente sinceros, nunca hubiésemos imaginado que
Pennywise serían capaces de protagonizar un regreso discográfico como el que han protagonizado con “Never Gonna Die”. Y ciertamente, no nos negaréis que había bastantes razones para caer en el pesimismo. Especialmente si tenemos en cuenta las desavenencias entre Jim Lindberg, vocalista del grupo, y el resto de la banda. Sucedieron poco después de haber lanzado “Reason To Believe” y haber girado brevemente con él. Tal es así, que Lindberg dio comienzo a un nuevo proyecto musical,
The Black Pacific –que, francamente, fue toda una sorpresa-, mientras que el resto de la banda continuó su camino, fichando a Zoli Teglas (
Ignite ) y publicando en 2012 “All Or Nothing”, un verdadero discazo que, por otro lado, no acaba nunca de sentirse como un verdadero disco de
Pennywise. Su recepción fue tan positiva, que muchos dimos por hecho que el regreso de Jim iba a ser algo realmente complicado.
Sin embargo, seis años después, e imaginamos que, tras un periodo de reconexión, aquí nos tenéis, escribiendo sobre “Never Gonna Die”, el nuevo disco del grupo, esta vez sí, junto a Jim Lindberg. Y aunque inicialmente pudieran haber existido muchas reservas en cuanto a las expectativas sobre lo que podríamos encontrarnos, una vez se ha publicado el álbum, cualquier temor se ha desvanecido por completo. Porque nos atreveríamos a decir que, contra todo pronóstico,
Pennywise acaban de protagonizar otro de esos regresos memorables. Es cierto que el disco tiene algunos momentos mejores que otros, y que, hacia la segunda mitad –y más concretamente la parte central del disco-, quizá, decae un poco; pero si lo ponemos en perspectiva y pensamos en todas las papeletas que había para que
Pennywise se hubiese disuelto o hubiese sacado un disco mediocre, el álbum cobra una dimensión totalmente distinta. Y no es que ese hecho le convierta en un mejor disco de lo que ya de por sí es, pero vaya, se entiende lo que queremos decir, ¿verdad? El mérito es tremendo.
Pero si vamos un poco más allá, podríamos decir que “Never Gonna Die” recupera perfectamente el viejo sonido de la banda. Si “Reason To Believe” dejó a muchos a medias -y si no tenemos momentáneamente en cuenta “All Or Nothing”-, este álbum es lo mejor que ha compuesto la formación clásica desde hace más de diez años. Hay unos cuantos temas que nos dan la razón, y probablemente estés de acuerdo con nosotros, pero si tuviésemos que elegir, los cuatro primeros y los cuatro últimos temas del disco podrían ser, probablemente, los más representativos de este grandioso retorno.
“Never Gonna Die” es, pues,
Pennywise haciendo lo que mejor saben hacer, pero, valga la redundancia, haciéndolo realmente bien. Todo lo que cabría esperar de
Pennywise está ahí. Así que, aunque con este disco, seguramente, no vayan a reclutar nuevos fans –bueno, o sí, quién sabe-, al menos les sirve para reconectar con la escena y con sus seguidores. Esperemos que esta nueva entrega les sirva para llevar a cabo una reconexión completa y podamos disfrutar de ellos unos cuantos años más, porque si siguen con esta intención, merecerá mucho la pena. Ya que, si bien es cierto que, como el resto de bandas de su generación, empiezan a contar con una edad, con álbumes como este demuestran no tener ninguna intención de acomodarse.