Desde que Alkaline Trio anunciasen la publicación de “Past Live”, un cofre recopilatorio con todos sus discos tocados en directo, no hemos hecho otra cosa que esperar el día en el cual poder hincarle el diente. Porque -además de ser fans del grupo desde el principio- el proyecto sonaba mastodóntico: la grabación de tres noches seguidas de conciertos, que formaron parte de una gira que llevaba por nombre el mismo título del box set, y en la que, como decíamos, el grupo tocó todos sus discos, desde “Goddamnit” hasta “My Shame Is True”, a dos por noche; y todo ello registrado, además, y de forma separada, en audio y vídeo, siendo editado en formato digital, vinilo y Blu-Ray. Si a todo esto le añades que sirve como homenaje al vigésimo aniversario del grupo, la cosa queda redondísima.

Y así resulta, la verdad, aunque no podemos pasar por alto el hecho de que haya algunas cosas que, francamente, nos han decepcionado bastante. No vamos a hacer mención a los problemas que el grupo ha tenido para producir y distribuir a tiempo las copias –porque, básicamente, ha sido la banda la encargada de llevarlo todo a cabo de forma independiente y porque, al fin y al cabo, es algo que escapa a su control- pero sí tenemos que hacer mención a algunos aspectos que hacen referencia única y exclusivamente a la performance del grupo en los ocho álbumes. Como conjunto, la banda suena bastante bien, empastada y engrasada. Muy sólida. No obstante, parece que Alkaline Trio no han querido refinar demasiado el sonido en el estudio, y todo parece indicar que lo que puedes escuchar en los ocho álbumes, es exactamente lo que sonó aquellas noches –lo cual está bien-, el sonido en crudo; pero hay cosas como lo que sucede en el comienzo de “Fall Victim” o la interpretación vocal de Dan Andriano en “In Vein” que son, sencillamente, imperdonables. Detalles y fallos que van haciendo que la experiencia se vaya desinflando según van pasando las canciones. Y no es que el grupo cometa demasiados fallos, pero si a eso le sumamos el estado vocal de Matt Skiba, la cosa empieza a tomar un tono nada agradable. Hay un problema con su voz, es evidente, y es curioso, porque no es que su interpretación sea mala. El problema es que suena cansado y/o aburrido, y lo que en algunos momentos se sostiene con algo de decencia, en otros se diluye en partes gritadas o, por el contrario, en notas al final de los versos que carecen de sostén; como si no fuese capaz de aguantar el tono hasta finalizar la nota, dando la sensación de fatiga o dejadez. Y esto lo hace en el 99,9% de las canciones, en los ocho discos. Frustrante.

Los que hayáis seguido al grupo en los últimos tiempos sabréis que la grabación de estos directos coincidió con una época en la que Skiba estaba llevando a cabo un proceso de recuperación vocal, si no nos falla la memoria. Hay que tenerlo en cuenta, pero no debe servir de excusa para ello. Es una lástima, pero desmerece mucho el resultado. También es posible que dar conciertos tan largos, durante varias noches seguidas, pueda suponer un desgaste y fatiga considerables, pero de nuevo, tampoco tenemos claro que eso deba servir de excusa.

Así que, por un lado, pensamos que, quizá, deberían haber tenido algo más de cuidado al registrar estos conciertos. Al fin y al cabo, es algo que va a quedar ahí para la posteridad, y que además sirve como hito en su carrera, y, por lo tanto, merece todo el mimo y cuidado. Necesita una selección de actuaciones que proporcione lo mejor de cada noche. Claro que, por otro lado, y ante una gira como aquella, eso se antoja algo difícil, precisamente por la idiosincrasia del planteamiento global de la misma. Pero, por otro lado, también creemos que hay que saber valorar este box set por lo que supone y por lo que es: una imagen bastante fiel de lo que fueron aquellas noches. Sin filtros y sin trucos, tal cual sonó en la sala, con sus momentos de brillo, sus aciertos y sus fallos. Con sus luces, sus sombras y su actitud. Sin artificios ni barnices. Que al fin y al cabo es de lo que va esto del punk rock, ¿no?