De una forma general, casi siempre que se habla de la década de los 80 en la escena musical estatal, se hace referencia, de forma casi exclusiva, a aquel fenómeno cultural llamado Movida Madrileña, muy vinculado al pop y a otros movimientos artísticos vanguardistas. Es cierto, fue un momento importante en el devenir del panorama musical y cultural de nuestro país, pero no fue la única corriente que empujaba a la música hacia delante o que hizo evolucionar considerablemente las cosas. Obviar la escena musical en Euskadi, o a las bandas de punk y nueva ola como Siniestro Total, es, pues, un error mayúsculo, porque fueron elementos culturales que contribuyeron a perfilar el futuro de la música estatal, algo que perdura hasta nuestros días, y que posee un poso muy particular.
Siniestro Total son, y casi suena como una obviedad, una de las bandas más importantes de nuestro país. Una de las más longevas -aunque no sin contar con algunas idas, venidas, cambios en la formación…-, y una de las que más influencia han logrado ejercer sobre las bandas de punkrock posteriores. Escuchas a cualquier grupo reciente de germen ramoniano, y si prestas atención, puedes escuchar a Siniestro Total, como si de una influencia fantasma se tratase. Y a su vez, Siniestro Total fueron un grupo capaz de integrar otras referencias, tanto pasadas como coetáneas, creando un sustrato con personalidad propia, llevado a un terreno muy personal que huía, y con mucho acierto, de cualquier corrección política.
En “Bailaré Sobre Tu Tumba”, uno de los álbumes más celebrados de la banda (y atípicos para lo que entenderíamos que es un álbum), podríamos decir que se aúnan todos los elementos que hacen a Siniestro Total lo que son. Simplicidad, letras desenfadadas y transgresoras (especialmente para la época), aglutinamiento de referencias a otras bandas, y procesado fino de todo ello para ofrecer un sonido propio -bueno, y primer álbum en contar con Javier soto a la guitarra y teclados-. Y decíamos que es un disco atípico para la idea que, generalmente, se tiene de un disco, porque mezcla grabaciones en estudio con grabaciones en directo, y no es que fuese precisamente algo pensado, sino que, más bien, el grupo se dio cuenta, tras la finalización de una gira, de que no poseía suficientes grabaciones para llenar un LP, de modo que decidieron rellenar la cara B del disco con una selección de grabaciones de la gira veraniega recién finalizada.
¿El resultado? Atípico, pero satisfactorio, probablemente la mejor de las ideas. La cara A no tiene nada que se le pueda reprochar. Culminar la misma con la canción que da título al disco es uno de los mejores momentos del álbum, pero es que la triada de canciones que abre el mismo es alucinante. Sin embargo, la cara B es casi un homenaje a las bandas de las que mamaron todas sus influencias, y así, se desgranan versiones de gruposs como Bad Company, Revillos, Tony Hatch, The Undertones o The Kinks, además de la versión de “Rockaway Beach” en el bloque de temas de estudio, entre otras.
Sin duda, estamos ante un clásico de entre clásicos. Uno de esos discos que permanecen en el imaginario colectivo, bien sea de forma consciente o inconsciente. Y no sólo el disco, porque Siniestro Total forma parte del ADN musical (y, por ende, cultural) de nuestro país, una suerte de gen recesivo que se manifiesta de tanto en tanto en algunas de las bandas que van surgiendo durante las décadas posteriores.