Hace ya algunos años que, personalmente, desistimos de intentar entender cuál es la ‘estrategia’ comercial o artistica de
Weezer. Más que nada, porque no parece que haya un hilo argumental o una línea a seguir definida, y mucho menos si pensamos en su frontman, Rivers Cuomo. Así, en este sentido,
Weezer es una de las bandas más imprevisibles y bipolares de los últimos años, y son capaces de ofrecer entregas de una redondez apabullante, al tiempo que, pocos meses después, te entregan una bazofia sin precedentes en un intento de no sabemos muy bien qué. Como decíamos, es algo que no logramos entender, pero es posible que vaya en consonancia con la propia personalidad de Cuomo, un tipo muy especial que igual te da una de cal, que al día siguiente te está dando una de arena. O eso, o es que adolecen de una especie de síndrome de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, una suerte de bipolaridad no reconocida.
En cualquier caso, este disco –que la banda ha publicado totalmente por sorpresa unas semanas antes de su próximo LP- tiene el perdón de ser un álbum de versiones. La cuestión es que la banda ya había ido ofreciendo algunas pistas de que, quizá, estaban trabajando en algo así, publicando alguna versión suelta en los meses precedentes, pero claro… ¿quién lo iba a saber? A toro pasado es más fácil interpretarlo. En cualquier caso, se trata de una selección de temas de los años 80, todos ellos sobradamente conocidos, y que incluye canciones tan manoseadas como “Billie Jean” (Michael Jackson), “Take On Me” (A-ha), “Sweet Dreams (Are Made Of This)” (original de Eurythmics, aunque interpretada por artistas como Marilyn Manson) o “Paranoid” (
Black Sabbath ). ¿Y cuál es el resultado? Bueno… pues es correcto, sin más misterio. “The Teal Album” se nos revela más como una curiosidad que como otra cosa. No es un disco en el que
Weezer haya tratado de llevarse esos temas a su terreno –más allá de algún detalle esporádico-, sino que se ha limitado a reproducir con un alto grado de fidelidad la interpretación original de las canciones, algo que, por otro lado, no es nada fácil. Sin embargo, como decíamos, el resultado es… ni fú ni fa. Resulta curioso escuchar a
Weezer en estos registros –y es una prueba más de que, si quisieran, podrían tocar casi cualquier tipo de música-, pero sus versiones son tan similares a las originales, que no aportan nada que resulte de interés más allá de la mera curiosidad que peuda suscitar el disco. Sin embargo, la escucha se hace amena. No cabría esperar lo contrario de una selección de canciones que, ya de por sí –independientemente de tus gustos musicales- funcionan a la perfección por sí mismas. Muy mal hay que hacerlo para que “Sweet Dreams” no te enganche, o para que no te encuentres a ti mismo tarareando “Take On Me” al escucharla. Son canciones cuya eficacia está sobradamente probada y que van a engancharte o entretenerte a poco que estén bien interpretadas.
Así que, bueno, como curiosidad “The Teal Album” es un disco ameno y entretenido. No aporta nada más allá de eso, y tampoco hay que buscarle más explicaciones. Sigue sorprendiendo que
Weezer lo haya publicado apenas un mes antes de su próxima entrega –“The Black Album”-, pero estamos convencidos de que, al menos lo fans, se habrán llevado una muy grata sorpresa.