En pleno 2019 ya parece evidente, y seguro que muchos estáis de acuerdo, que el metalcore es cosa del pasado. Cuidado, no lo decimos como algo despectivo, porque respetamos las bandas que apostaron por ello y a aquellos que siguieron fervientemente aquella escena, pero como decíamos, parece evidente que aquella fiebre pasó, y que algunas de las bandas (las que han sobrevivido) que coquetearon con el género o se dedicaron en cuerpo y alma a él, han visto las orejas al lobo -o bien se han cansado- y han optado por tratar de evolucionar su sonido hacia otros horizontes más variados. Quizá el grupo más conocido sea Bring Me The Horizon , por mediático, pero hay otras muchas bandas que están trabajando para escapar de los clichés a pasos agigantados. El caso de I Prevail es uno de ellos. Y no es que la banda fuese puramente un grupo de metalcore, pero ya nos entendéis…

La cuestión es que tras unos cuantos años de descanso (por diversos motivos), el grupo ha regresado con un álbum que han creado ellos solitos, sin apenas colaboración externa. Se trata de “TRAUMA”. Un disco complejo que, como hemos comentado antes, sigue la senda de bandas como Bring Me The Horizon , en el sentido de querer integrar un buen puñado de influencias que nada tienen que ver, a priori, con el post-hardcore o el metalcore. Sí, es cierto que muchas otras bandas han intentado suavizar su sonido, integrando detalles más relacionados con el pop y el rock, para tratar de hacer su música más accesible y abierta al público, pero pocas lo hacen con cierta solvencia. Decimos esto porque es posible que, en algunos de los temas de este disco, I Prevail te recuerden a ese tipo de grupos. No obstante, ellos van un paso más allá, e indagan en el territorio que han indagado bandas como Linkin Park (fíjate en “Paranoid”), pero desde un prisma más oscuro que nos recuerda, en ocasiones, a Vex Red , como ocurre en “Breaking Down”. El resultado es una mezcla curiosa, que poniendo como base el rock de sus raíces, acaba integrando elementos electrónicos, detalles de hip-hop e, incluso, heavy metal. Esto favorece que haya cambios de dinámica la mar de interesantes, como podrás apreciar en “DOA”, donde las partes más melódicas y atmosféricas rompen en secciones de una potencia incontestable. Sin embargo, sigue habiendo espacio para la contundencia heredada den post-hardcore, como en “Bow Down”, tema con el que abren el disco, o “Gasoline”, un trallazo descomunal que va a ponerte los pelos como escarpias que desemboca -hablando de contrastes y dinámicas- en “Hurricane”, un tema que podría ubicarse en el polo opuesto a “Gasoline” y, sin embargo, no es algo que desentone.

En el apartado lírico hay mucho de las vivencias personales del grupo, trasladadas de un modo más o menos directo a las letras de los temas. No es que sean demasiado brillantes, pero siempre se agradece que haya algo de verdad en las letras de un disco, porque es algo que otorga autenticidad al conjunto. Si a eso le añadimos la manipulación de las voces en algunas secciones gritadas, la cosa acaba adquiriendo un énfasis interesante.

Por supuesto, el LP también adolece de algún que otro cliché, y de una producción que, a veces, cae en los detalles típicos de este tipo de grabaciones. En general es un disco que suena muy subido de volumen y saturado en los estribillos y secciones más desatadas, algo que, en realidad, y precisamente por la variedad de dinámicas en el álbum, no hubiese sido necesario (o no de un modo tan exagerado). Además, como decíamos, la banda reproduce tonos de guitarra y sonido de batería muy típicos de la escena de la que provienen, pero suponemos que, quizá en un futuro acaben teniendo en cuenta -sobre todo viendo que la intención parece llevar a cabo una apertura de miras total-.

En resumen, estamos ante un disco que sirve como retorno de una banda que llevaba unos años en silencio. Y aunque caiga en los clichés que cabe esperar de este tipo de sonido, integra otros elementos que lo hacen interesante, y que ponen de manifiesto que el grupo sigue creciendo artísticamente.