En muchas ocasiones nos habréis leido comentar que, en cierto modo, nos gusta que haya bandas que, básicamente, hagan lo que mejor saben hacer. O dicho de otra forma: nos chirría bastante cuando un grupo, por la simple obsesión de querer seguir siendo relevante, acaba dejándose llevar por las modas y cambiando de un modo extraño su forma de hacer las cosas para terminar virando hacia sonidos que no les salen de dentro por inquietud propia. Pero claro, ocurre que en los casos opuestos, en los que hay bandas que llevan haciendo lo mismo durante años, se corre el riesgo de caer en un estancamiento atroz… porque, en cierto modo, resulta bastante complicado mantenerse en un mismo género, practicando el mismo estilo musical, y mantener al mismo tiempo un cierto grado de frescura en el sonido.
¿Por qué decimos esto? Pues porque con
Danko Jones , que llevan en esto más de 20 años, nos encontramos en un punto en el que no sabemos muy bien cómo posicionarnos. Está claro que Danko hace muy bien lo que hace, y podríamos considerarlo uno de los principales exponentes del hard rock actual (bueno, y, como decíamos, de los últimos 20 años). Es un artista que sabe muy bien de qué referencias bebe, y cómo trasladarlas a su repertorio, pero claro, es imposible no sentir cierta sensación de estancamiento después de todo este tiempo. Porque, por un lado, es de admirar que una banda como ésta siga en sus trece después de todos estos años, máxime cuando se trabaja un género que, si bien no está muerto, no está en su mejor momento, pero por otro lado, la sensación de haber escuchado el mismo disco desde hace ya unas cuantas entregas es innegable. En este sentido, podríamos decirte que escuchando el single “Dance, Dance, Dance” tendrías suficiente para hacer una idea de por dónde van los tiros: riffs potentes, descaro, letras muy directas y contundencia. Y así es. No vas a rascar nada más, pero tampoco nada menos. Lo que ves es lo que hay, y ya sabes de antemano qué es lo que te vas a encontrar.
Por esto mismo no queremos ahondar demasiado en la crítica hacia
Danko Jones. Ni sería justo alabarlo en exceso –aunque reconozcamos que esa actitud de mantenerse en pie, rocoso, y no ceder ni un ápice en cuanto a sonido, ni hacia la corrección política, es algo admirable-, ni sería justo criticarlo negativamente –por los mismos motivos-. Pero creemos justo, al menos desde nuestro punto de vista, señalar que el ‘más de lo mismo’ nos cansa. O mejor dicho: al no aportarnos demasiado, no nos genera el interés que podría generarnos, más allá de que en un momento concreto nos apetezca ponernos algo de hard rock, y nos acordemos de que esta banda lo hace muy bien. Claro que esto mismo, lo que podamos opinar sobre sus discos, es algo que a Danko se la suda. Lo cual nos encanta.