Nunca he entendido el motivo, dentro de sectores del mundo metalero, por el que se menosprecia tanto al metalcore. Género surgido a base de mezclar Hardcore con Heavy Metal y que tantas y tantas bandas ha dado en los últimos años.
Si bien es cierto, dentro de este género tan manido hay algunas bandas muy malas y simplonas (no nombraré ninguna para no herir sensibilidades), y otras muchas, como es el caso que nos ocupa, llenas de talento y creatividad.
Norma Jean no son, ni mucho menos, la banda de metalcore mas popular de la escena, pero sí de las mas respetadas y alabadas por la crítica. Tanto, que se la considera banda de culto.
En agosto del 2002, los de Atlanta lanzaron este Bless the Martyr and Kiss the Child, que supuso su debut, y hoy, dieciocho años después aún sigue sonando tan impactante como entonces. Como curiosidad, este debut fue el único trabajo donde participó Josh Scogin como cantante. Después se marcharía para liderar
The Chariot.
El disco fue grabado completamente en directo y sin apenas uso de overdubs, lo que le da ese sonido “básico” y garagero. La producción estuvo a cargo de Adam Dutkiewicz, guitarrista de Killswitch Engage.
El trabajo es una auténtica exhibición de riffs endiablados, cambios de ritmo constantes, redobles de batería, giros, subidas, bajadas y pasajes ambientales que, si bien es cierto, hacen de este disco un trabajo bastante difícil de asimilar con las primeras escuchas. Bless the Martyr and Kiss the Child no es una obra fácil, requiere mimo y toda la atención del oyente. Recomiendo enérgicamente escucharla con auriculares para prestar atención a cada golpe de caja, cada jugueteo de guitarra, cada ocurrencia de estos locos genios que consiguieron crear aquí una obra llena de talento, ruido, suciedad y energía.
El despliegue vocal de Josh es para destacar. Berrido tras berrido saca todo lo que lleva dentro. No se deja nada.
Como decía anteriormente, esta obra necesita atención máxima, es fácil tomar la decisión de apartarla con la primera escucha de uno o dos temas. Pero no lo hagas, el primer contacto es muy agresivo y apabullante, es cierto, pero si eres de sonidos agresivos y ruidosos vas a encontrar aquí mucho de eso, además de mucho talento, mucha técnica y mucha inspiración.
Difícil destacar canciones dentro de este trabajo, ya que el disco funciona como un todo y sacar piezas de la obra no te dará una idea fiable de lo que te puedes encontrar en ella. Quizás su single Memphis Will Be Laid to Waste es la más “accesible” que te vas a encontrar. Pero aquí un servidor recomendaría Pretty Soon, I Don`t Know What, But Something Is Going to Happen, una canción de nada más y nada menos que de dieciséis minutos que te encontrarás en medio del álbum para sorpresa del oyente. Un alarde de hardcore metal progresivo, canción que va creciendo poco a poco, rompe, vuelve a descender hasta que te das cuenta que la banda hace con uno lo que quiere, te tiene atrapado y te invita a que te sumerjas en su mundo.
Este debut supuso el comienzo de una larga carrera, ocho discos a sus espaldas hasta el momento y ni un trabajo malo; aunque después, en álbumes posteriores, fueron “limpiando” un poco su sonido para hacer la escucha de sus obras algo mas entendible, por decirlo de alguna manera. Nunca han cambiado su manera de componer ni de expresarse con su música. Saben lo que hacen bien, saben lo que les gusta y van con ello hasta las últimas consecuencias.
En definitiva, gran obra, gran banda. Un grupo lleno de talento, que pasa mas desapercibido de lo que debería.