Algunos miembros de Todopunk reconocemos tener una especial debilidad, desde siempre, por
The Lawrence Arms. Sí, somos una minoría, pero la cantidad de miembros de este selecto club es inversamente proporcional al grado de fidelidad con un grupo raro, inconstante y díscolo dentro del punk-rock en el que se le cataloga.
Tal vez sea la dualidad vocal del “una tú, una yo” que manejan
Brendan Kelly y Chris McCaughan (que les acompaña desde su segundo LP,
Ghost Stories, hace dos décadas); tal vez el ritmo endiablado que marcan con canciones que apenas superan los dos minutos; tal vez el hecho de que desde Apathy And Exhaustion, su tercer disco publicado en 2002, ya sonaran a punk-rock madurado en edad y alcohol, con letras siempre dos puntos por encima de la media. No sabemos a qué se deberá, pero una vez te contagias del sonido TLA, sientes la necesidad de volver a ellos periódicamente.
14 canciones en apenas 34 minutos, un ejercicio de compresión de grandes ritmos, diferentes ramificaciones de un mismo sonido y sin renunciar a nada de lo que les hace únicos. Este Skeleton Coast es una muestra más de que, si tienes un estilo único y crees en él, puedes nacer, crecer y hacerte viejo sin tener que evolucionar a ‘otra cosa’. Es el séptimo trabajo de la banda, tercero en catorce años. No tienen prisa, pero tampoco acusan el inevitable paso del tiempo. Si vuelves ahora a sus primeros trabajos, tal y como podrá pasar dentro de veinte años con este séptimo, no distinguirías si es un LP de ahora o de antes, y eso, para aquel al que le guste
The Lawrence Arms , tiene mucho mérito.
O si eres fan de
Alkaline Trio o incluso Menzingers, porque temas como ‘Last, Last Words‘, ‘Ghostwriter’ o ‘Under Paris’ te recordarán a aquellos. Son parte de la mitad más melódica, ya que en su otra cara marcan músculo y velocidad con la loquísima ‘How To Rot’ o la notable ‘Pigeons and Spies’.
Si siempre viste con buenos ojos a
The Lawrence Arms , este Skeleton Coast no te va a decepcionar. Si nunca prestaste demasiada atención a este grupo de Chicago, tal vez sea buen momento para empezar con ellos. Y de aquí hacia atrás, todo lo que escuches de ellos te sorprenderá y, probablemente, te acabará enganchando.