El apellido Teichenné no es demasiado común pero los que llevamos muchos años siguiendo la escena hardcore punk estatal lo asociamos rápida y directamente con un nombre: el de Rippers. En Vlack encontramos a Marc Teichenné, quien se encarga de la composición, la voz, la guitarra y el bajo, y a su hermano pequeño Joan, que toca la batería; por desgracia David, el otro hermano del clan, no está por la triste razón que todos sabemos.
Mental Diaspora es el quinto trabajo ya de Vlack y es un EP formado por seis temas que dura poco más de 20 minutos; antes habían publicado dos LPs y dos singles también muy recomendables. El nuevo disco arranca fuerte con "Wound inside", una canción que deja claras las intenciones desde el principio: punk oscuro, maduro, incluso progresivo me atrevería a añadir y repleto de matices de calidad. La segunda composición, titulada "Quarrel", aporta un punto black metal en la forma de cantar de Marc que queda de lujo y que enriquece el sonido de los catalanes. A continuación suena "A veil that blinds", la más larga y compleja del EP pues supera los cuatro minutos de duración.
"Abandon to the fire" es la única instrumental del conjunto y si alguien me dijera que la firman unos tales Toundra me lo creería sin dudarlo ni un instante. Poco después atruena "New dawn", pura energía punk desde el primer segundo. Y para cerrar el disco han colocado el tema que da título al trabajo, "Mental Diaspora", una nueva muestra de que se puede sazonar el punk con una pizca de black metal y el resultado puede llegar a ser sorprendentemente brillante.
Como no podía ser de otra manera, Mental Diaspora suena muy potente gracias al trabajo de los propietarios de los Ultramarinos Costa Brava que todos los clientes conocen bien. Aunque no calificaría de pega la corta duración del álbum porque eso sería caer en el tópico y siempre preferiré seis canciones de notable alto que diez de notable bajo, sí que dejaré escrito que echo en falta una segunda voz o algunos coros en momentos determinados de la música creada por Vlack.
Si Vlad el Empalador luciera una cresta de punk y le molara el black metal, seguro que estaría escuchando Mental Diaspora hasta dentro de su ataúd.