No sabemos porqué, pero hoy en día existe como una fiebre entre los grupos de punk-pop que les lleva a querer volverse cultos, madurar y crear música trascendental y ‘experimental’. En el mejor de los casos podemos toparnos con álbumes muy interesantes y densos, pero en otros casos, esos intentos de volverse músicos bohemios resultan en discos casi absurdos que empañan la trayectoria del grupo en cuestión. El caso de Ataris no sé dónde ubicarlo. No sé si catalogarlo como un logro o como un derrape total.
En primer lugar, y como opinión subjetiva,
The Ataris no existen.
The Ataris era un cuarteto que hacía punk-rock con toques pop y no el septeto que pretende practicar una especie de power pop atmosférico. Hubiese sido acertado un cambio de nombre para la banda, aunque no es el primer caso en que un grupo cambia radicalmente su sonido sin cambiar de nombre (veanse bandas de los 60). Pero al margen de esta opinión tenemos el disco. Un álbum curioso, trabajado, pero que se queda como a medias. Existen retazos de los viejos Ataris en algunas canciones con estribillos resultones. Existen canciones nuevas con una personalidad más que aceptable, y otras que simplemente son un compendio de las dos vertientes… ‘New Year’s Day’ es una de ellas. No acabo de entender el intento de Kris Roe por emular a voces como Robert Smith o
David Bowie.
El disco, como curiosidad, fue grabado de forma analógica en cintas magnéticas, con todos los miembros del grupo tocando a la vez y empleando sólo sistemas digitales para la realización de determinados arreglos. Aunque nos deja con una sensación extraña, `Welcome The Night` es un buen disco, bonito en muchas partes, con grandes estribillos y partes de guitarra, aunque más del lado de grupos como Coldplay o Interpol que de grupos de punkpop.