En tiempos de cambios de estilo y polémicas evoluciones,
Silverstein han querido seguir apostando por la misma fórmula que en Discovering The Waterfront. ¿Buenas o malas noticias?
Con un buen arranque de disco (Sound Of
The Sun ) parecen despejarse las dudas, la cosa sigue funcionando y la poca repetividad que caracteriza el sonido característico del grupo (jugando con voces agresivas y el trasfondo más bien rockero o con harmonías propias del pop) juegan a favor de evitar la sensación de deja vu. Entre otras de sus virtudes encontramos intentos de experimentar (véanse las guitarras en If You Could See In To My Soul) o las líricas, que han pasado de ser mediocres a aportar consistencia y emoción a unos temas ya de por si bien nutridos de esta.
Por otra parte, Arrivals And Departures ofrece una cara más optimista de la banda, bastante disfrutable si además tenemos en cuenta que la mayoría de grupos similares optan por composiciones más oscuras y hasta cierto punto algo repetitivas.
¿Dónde están las noticias malas entonces? Pues básicamente dos puntos clave: el primero, la inspiración, y es que los temas de este álbum podrían formar perfectamente parte del anterior, incluso repiten estructura y las proporciones entre los temas lentos y entre los más agresivos.
También resta puntos la producción, pues apenas mejora nada la de su predecesor (las comparaciones son inevitables).
El balance general queda pues en un disco que no decepcionará a los seguidores, si bien para los que no hayan tenido el placer de descubrir al cuarteto la referencia seguirá siendo su predecesor.