‘Build and Burn’ es el segundo disco de
The Loved Ones. Esta vez, producidos por Pete Steinkopf y Bryan Keinlen (de
Bouncing Souls ), vuelven con una entrega muy particular. Si la producción corre a cargo de una pareja de veteranos, las canciones incluyen cameos de Franz Nicolay (del grupo The Hold Steady) al piano, harmónica y órgano junto a Tad Kubler (The Hold Steady) en algunas guitarras. El disco, como viene siendo habitual en muchos grupos actuales, supone un paso adelante en la elaboración de las canciones, intentando lograr un buen equilibrio.
Build and Burn se zambulle de lleno en el rock más americano (atención a Lousiana), expandiendo sus horizontes al mismo tiempo que abren la puerta al apoyo de algo más de instrumentación que el típico triplete guitarra-bajo-batería.
The Loved Ones han sacrificado algunos trozos de su tremenda fuerza e inmediatez exhibida anteriormente en pro de unas canciones algo más trabajadas, con mejores coros y arreglos, con melodías más complejas, permitiéndose el lujo de seguir una temática en todo el álbum, sugerida ya por el título del mismo. Tampoco queremos llamar al alarmismo,
The Loved Ones siguen sonando a
The Loved Ones , pero de una forma más elaborada, menos directa, menos punkpop si prefieres llamarlo así. Pero conservando esos puntos de agresividad en las partes vocales.
Y aunque las revoluciones por minuto hayan descendido, volvemos a recibir estribillos propios de himnos desde el inicio del disco con canciones como ‘Pretty Good Year’, aunque no iguale el derroche de energía de ‘Suture Self’. Además, el grupo gana en la exploración de nuevos patrones rítmicos, lo cual da riqueza a las composiciones, poniéndoles directamente en un plano más original, pese a que no tengamos temazos instantáneos como ‘100 K’.