Es curioso observar cómo el tiempo hace justicia con algunos discos y concede, si lo merecen, la categoría de clásicos de su género. ‘Pennybridge Pioneers’ es uno de ellos, es un clásico dentro del hardcore melódico de la vieja escuela skater. Y aunque Pennybridge Pioneers llegó justo acabada la década de los noventa, bien podría haber pasado a la historia como un clásico más dentro del estupendo elenco de LPs de mediados-finales de los años noventa, capitaneados por grupos como Offspring o
Pennywise.
La propia palabra lo dice. Es un clásico con todas las letras. Precedido de tremendos discos como ‘Life On A Plate’ o ‘For Monkeys’, el presente álbum vino a confirmar que
Millencolin eran unos tipos muy serios, que mamando de unas influencias muy claras (punkrock sureño, hxc melódico y rock’n roll), supieron llevar el género a su terreno empapándolo de una esencia muy particular, que tal vez tenga que ver con lo peculiar que suena un grupo sueco influenciado por el ‘skatepunk’ californiano, creando una colección de canciones ya míticas en su repertorio. Unas melodías muy elaboradas y cerradas con grandes coros y una producción brillante hacen el resto. Un pildorazo de buen rollo.
Hay grandes y memorables momentos de creatividad en este disco, estribillos convertidos en auténticos himnos, y detalles que van mucho más allá de las influencias citadas, que sobrepasan claramente los límites del punkrock californiano y que hacen que Pennybridge Pioneers sea un disco muy equilibrado (más reposado que sus predecesores, pero en el término justo de velocidad que da libertad y beneficia a la composición), realmente más maduro de lo que pueda parecer. Tal vez no sean pioneros, pero supieron darle la vuelta de tuerca a lo que hacían para dar con la fórmula exacta.