The Real McKenzies son conocidos por su empeño en fusionar el punk rock con el folk Escocés. Muchos les han descrito como si los
Sex Pistols hubiesen conocido al artista folk Robbie Burns. Yo más bien diría que los Real McKenzies suenan como si
Bad Religion o
Pennywise hubiesen conocido a Dave King, de
Flogging Molly o a los mismísimos The Pogues (aunque estos sean de ascendencia irlandesa). Así suenan desde 1994. La pregunta es… ¿cómo demonios un grupo canadiense se atreve a mezclar el punk rock con el folk Escocés? La respuesta es sencilla: a Canadá llegaron cientos de inmigrantes escoceses, y ese poso se deja notar, del mismo modo que en
California se deja notar el poso Irlandés. Todo es fruto de la dinámica migratoria: los escoceses emigraron al norte, y los irlandeses lo hicieron hacia el sur.
Acontecimientos históricos aparte,
The Real McKenzies cumplen a la perfección con el ‘modus operandi’ de este tipo de bandas. Todas ellas se mueven por la pasión y la inspiración que les provocan sus raíces, su espíritu de camaradería y el respeto incondicional por el espectáculo en directo así como por los dos estilos principales que fusionan. En este caso,
The Real McKenzies ponen más empeño en el punkrock que en el folk, no obstante, logran el equilibrio adecuado para elaborar sus ya típicos y clásicos himnos whisqueros conducidos por la omnipresente gaita escocesa, sin olvidar que meten una pizca de folk americano (como en The Maple Trees Remember).
Desde hace tiempo me considero seguidor de esta clase de grupos, por el empeño, cariño y pasión que ponen en su trabajo, así como el buen hacer y el respeto por la música y la tradición. Su esfuerzo suele traducirse en grandes melodías, con secciones rítmicas realmente palpitantes y estribillos imposibles de olvidar.